Annie Ernaux: ''La República francesa se ha convertido en una especie de monarquía que ha abandonado a la clase desfavorecida"
La escritora francesa presenta en España, a pocos días de las elecciones en su país, 'Los armarios vacíos', su primera novela aparecida en 1974, un tratado sobre la clase y el género
La literatura de Annie Ernaux puede parecer, a primera vista que está lejos de los grandes tratados filosóficos. Sin embargo, en ese tratado del yo individual y colectivo que es su obra, se insertan muchas conexiones con las teorías de filósofos y sociólogos como Marx o Bourdieu. Por ejemplo, con este último comparte una crítica a las instituciones educativas y culturales. Es curioso que ella, un producto de ese mito llamado ascensor social, reniegue de él, y a pesar de su ascenso social, de la clase obrera a la intelectualidad literaria, siga luchando contra el clasismo en la Francia de hoy.
Su discurso en las entrevistas, en la promoción de sus libros no ha cambiado mucho del que hayamos en Los armarios vacíos, su primera obra, publicada en 1974, que ahora edita en España Cabaret Voltaire. La editorial lleva ensalzando en los últimos tiempos la obra de Annie Ernaux, compuesta por distintas piezas que ensamblan la realidad de su autora y, por extensión de una Francia que tiene mucho que ver con la situación electoral de estos días.
"Hay un consenso y conciencia de lo que significaría un gobierno de Marine Le Pen. No vi el debate, pero he leído que ella se ha rebelado como alguien poco creíble. Creo que incluso los más decepcionados y reivindicativos contra el gobierno de Macron han podido ver que esta mujer no tiene la capacidad para ser presidenta y que sus elecciones son peligrosas", decía la escritora en Madrid unos días antes de esa segunda vuelta de los comicios franceses.
Los armarios vacíos es una novela ficcionada, en la cual Ernaux todavía no se había rendido al uso de la primera persona, tan característico en el resto de sus trabajos. "Tiene, efectivamente, forma de novela, pero todo lo que se trata tiene que ser con mi vida y al sentido que yo daba a mi juventud y a ese deseo de salir de mi status social, fomentado por la escuela y mis resultados en mis estudios", nos explica.
El cambio no fue radical en su escritura, fue orgánico. "Ocurrió sobre todo cuando hablé de mi condición de mujer en mi libro La mujer helada. Ahí se juega con las dos posturas. No hay un apellido o un nombre en el libro claro y se juega con que el del narrador será el nombre que aparece en la portada, el del autor. Y los lectores lo tomaron así. Creo que han sido los lectores los que me han animado y empujado a que yo, como autora, tomara esa responsabilidad de decir “yo”, en primera persona, y que ese yo se refiera a mí. También en El lugar, un libro sobre mi padre, abandoné todo dispositivo ficticio en pos de la búsqueda de la verdad".
La mujer helada y Un lugar son quizá los títulos donde mejor se observa uno de los temas capitales en su literatura y en su vida, el de la clase social. "Creo que es un mito el ascenso social sobre el que se ha funcionado en el último medio siglo", incide la escritora que vive alejada de París, en un suburbio totalmente nuevo, donde dice la uniformidad le aleja de las tradicionales ciudades francesas, donde todo está estratificado en función de las clases sociales. Fue precisamente Los armarios vacíos el primer texto que llegó en los años sesenta para explorar esa cuestión. "En mi caso, esa fractura social tomó muchas formas diferentes, pero con el tiempo volví a ese mismo tema de la vergüenza, ese sentimiento que caracteriza al tránsfuga".
"El ascensor social produce transfuguismo, pero ese estado es mucho más difuso que el éxito social. Hay que distinguirlo. La respuesta no está solo en la educación, sino también en ver que tenemos una sociedad dividida en clase y que a veces pretende no estarlo. En Francia tenemos una clase privilegiada y hay unas clases, no sé si sacrificadas, pero sí inferiores", explica Ernaux.
La escritora no cree que esa desafección sea la única explicación a los resultados electorales y el auge de la extrema derecha en Francia. "Lo que explica lo que tenemos es el sistema político. La manera en la que funciona esa vida política que tiene aparada a una gran cantidad de ciudadanos. Hay un funcionamiento casi de monarquía autocrática del gobierno de la República Francesa. Siempre ha habido una tendencia a eso, yo he vivido de joven en tiempos del general De Gaulle", rememoraba la autora francesa. "Creo que hemos olvidado que existen esas tendencias en los gobernantes y en la sociedad francesa. Es algo ligado a los presidentes de la República, también al último y el próximo, porque será el mismo, y ha provocado ese sentimiento en la población de estar abandonada de alguna manera. No puedo predecir el futuro, pero ya veremos", volvía a hacer referencia a lo que pase el domingo tras el recuento electoral.
La obra de Ernaux desmiente a aquellos que consideran la clase como el único elemento para entender las dinámicas de la sociedad. La vergüenza de tener unos padres tenderos, de no tener acceso a la cultura, de tener unos gustos poco "distinguidos", de tener un acento diferente a tus compañeras de universidad, son capitales para entender la obra de Ernaux y el primer personaje que creó la escritora y que nos habla con rabia en su primera novela. Pero esa rabia viene también de otra penalización que se suma a la clase, su condición de mujer. El aborto, el matrimonio, el reparto de tareas, el machismo o el deseo han sido temas centrales en esta pionera, siempre contados a través de su propia vivencia.
Su prosa intimista, seca y directa ha influido en escritores como Édouard Louis, Virginie Despentes o Emmanuel Carrère. Ella está orgullosa de que esos autores la citen, pero asegura que lo suyo ha sido más orgánico. "No me siento yo asimilada a esa literatura del género de la autoficción. Yo me inscribo en una tradición literaria de una literatura autobiográfica, como la de Jacques Roussau, Stendhal, Chateaubriand y estos autores. Hay para mí sobre todo una cosa importante que es el hecho de usarme yo misma como una herramienta para buscar la realidad", justificaba la elección de un punto de vista como narradora que ha tenido siempre en cuenta al lector. "Creo que el instante más grande de verdad que puedo obtener escribiendo es el de decirme a mí misma que escribo, pero que no habré nadie para leerlo, porque habré muerto o lo que sea. Así es como puedo olvidarlo todo, hasta la mirada del lector o que existe el propio lector. Solo así es cuando puedo llegar a la verdad".
Dos de sus obras, precisamente las que poseen un contendio más feminista, como Pura pasión o El acontecimiento han sido llevadas al cine. La última de ellas logrando el León de Oro en el Festival de Venecia. "Estamos en un momento en que hay más mujeres directoras y se han interesado por mi obra", reconoce orgullosa Annie Ernaux que ha acompañado a las directoras en el proceso y ha alabado tanto a las actrices que la han interpretado como el resultado de las adaptaciones.
Ernaux es cinéfila, en sus libros siempre se cuela el título de alguna película. Es admiradora de Carlos Saura, porque Cría Cuervos la dejó entusiasmada. A sus 81 años va a debutar como cineasta en el Festival de Cannes. Allí presentará Les années Super 8, un documental que ha rodado junto a su hijo. "Mi hijo ha cogido los archivos familiares filmados en Súper 8 que eran de mi marido. Me pidió que escribiera y que él se ocupaba de las imágenes. Yo he escrito un texto siguiendo esas imágenes en orden cronológico, pero no es un comentario de las imágenes, sino más bien una expresión de lo que me evocan esas imágenes y esa época, por lo que tienen una dimensión social y política", nos cuenta.
Son imágenes íntimas, como sus libros, que explican las dinámicas sociales. Lo íntimo como político. Imágenes que además fueron rodadas en la misma época que Ernaux dejó de dar clase y se dedicó a la escirtura. Época en la que se separó y tomó conciencia de su independencia. Es la época en la que escribió Los armarios vacíos. Un libro donde su escritura comienza el camino de la rebeldía, donde se habla del cuerpo femenino, de la regla, del cambio de clase y del aborto.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...