Gascueña, un pequeño pueblo de Cuenca con más jóvenes que ancianos
Recorremos esta localidad de la Alcarria conquense para conocer a sus vecinos y las políticas llevadas a cabo por su alcaldesa para mantener población activa y reabrir la escuela
Cuenca
Gascueña es pueblo de la comarca de la Alcarria de Cuenca de 170 habitantes. Tienen nueve niños en la escuela y otros tantos van cada día al instituto más cercano. A pesar del envejecimiento de población que afecta como una pandemia a la España Vaciada, esta localidad presume de tener más gente de mediana edad que ancianos (solo 10 mayores de 80), “la mayoría de 50 a 80, y muchos jóvenes”, según nos ha contado María del Rosal Martínez, alcaldesa de Gascueña (PP) con la que hemos recorrido el pueblo para conocer sus políticas de desarrollo rural, charlar con sus vecinos y conocer un recurso turístico del pueblo como son sus casas-cueva. El reportaje lo hemos emitido en Hoy por Hoy Cuenca.
Gascueña, un pequeño pueblo de Cuenca con más jóvenes que ancianos
María del Rosal Martínez es alcaldesa de Gascueña desde el año 2003 y a lo largo de estas casi cinco legislaturas ha trabajado con mucho ahínco sobre todo por mantener e incluso aumentar la población de la localidad. Entre los proyectos desarrollados está el denominado Gascueña Revive, “una trayectoria para la que trazamos un plan estratégico con la ayuda de todos los vecinos para ver qué posibilidades teníamos para que Gascueña reviviese y mejorase”, explica. “Muchos de los objetivos están conseguidos como abrir el colegio, algo que nos ha hecho mucha ilusión. Gracias a que los padres decidieron que los niños se quedasen aquí y otros nuevos pobladores que vinieron, llegamos a tener 25 niños. Ahora tenemos nueve y otros tantos que estudian en el instituto de Priego”.
Más jóvenes que ancianos
En Gascueña se da una circunstancia extraordinaria en esta comarca de la Alcarria y, si cabe, en otras muchas zonas de la provincia de Cuenca o de provincias del interior de España: en este pueblo hay más gente de mediana edad que mayores.
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“A partir de la crisis del año 2007 muchos vecinos volvieron, arreglaron sus casas para vivir aquí durante todo el año, no solo en vacaciones”, explica Martínez. “Es cierto que es un pueblo con población joven y de mediana edad lo que ha hecho posible que la gente busque trabajos, que resida y viva en el municipio”.
¿Y en qué trabajan? María del Rosal nos lo detalla: “Desde la familia que regenta el bar o una mamá y su niña que viven en las casas que rehabilitó el Ayuntamiento y llevan la tienda, de la agricultura o ganaderos muy jóvenes que tienen también familia y han decidido establecerse aquí. Otros se desplazan a trabar a otros pueblos”.
Hacer comarca
La alcaldesa de Gascueña destaca la labor de hacer comarca. “La tendencia tiene que ser esa, incluso a nivel administrativo porque cada vez es más complicado buscar secretarios para los ayuntamientos y pagarles porque en los pueblos pequeños tenemos menos recursos. No estaría mal pensado que nos aunásemos. Nosotros estamos agrupados con Olmeda de la Cuesta y Buciegas para tener secretario y administrativo los tres municipios. Igual que en eso nos tenemos que aunar y hacer comarca porque muchos de nuestros pueblos no podemos tener todos los servicios. No nos lo podemos permitir. Gascueña no tiene piscina pero sí me gustaría que los niños que quisiesen aprender a nadar tuviesen la oportunidad de ir a las más cercanas de Cañaveras o Tinajas”.
Tras casi veinte como alcaldesa, María del Rosal Martínez destaca que se ha sentido “muy querida, muy apoyada. En nuestra zona se tiene que implicar todo el mundo, no solo el alcalde que tiene que estar apoyado por todo el pueblo, dejar al margen ideas políticas y yo he tenido unos equipos con ideas distintas, pero nos hemos aunado para trabajar por nuestra comarca y nuestro pueblo. Eso para mí ha sido una lección”.
Merce y Puri
En la plaza de España de Gascueña, donde está el Ayuntamiento y la torre del reloj (antes tenían uno muy antiguo del que aún se conserva su maquinaria), nos encontramos con Merce y con Puri. Apoyados en la fuente de la plaza, Merce nos dice que vivir aquí “es muy tranquilo y muy familiar. Tratamos de estar pendiente unos de otros. Es lo bueno que tienen los pueblos”. Su familia se dedicó a la agricultura y su padre, incluso, fue tratante de mulas, hoy un oficio perdido. Merce nos cuenta que le gusta dar paseos con las amigas y que se juntan para “hacer gimnasia. En seguida nos juntamos para organizar cualquier actividad”.
Puri viene a Gascueña en periodos vacacionales. Recuerda su infancia vivida por estas calles. “Las dos nacimos en el Toledillo”, le dice a Merce, en referencia a una calle de Gascueña. “Allí estaba mi primer colegio con la señora Pepa que no era maestra ni nada pero nos enseñaba a leer y a escribir”. Puri recuerda “una niñez muy bonita”. “No teníamos nada”, dice. “Yo el dinero no lo veía. Quería ir al cine y me decía mi madre que mirase a ver si teníamos un huevo para venderlo. Se lo llevaba al tío Perico y me cogía el huevo y me daba algo para ir al cine. Y yo volvía a mi casa y le decía a mi madre que me había cogido el huevo y que yo pensaba que me iba a decir: anda, quédatelo para que te lo comas”.
Eusebio
La iglesia de Gascueña tiene tres naves y una portada barroca espléndida muy bien conservada. Su campanario, con tres campanas, no sobresale del tejado. Eusebio nos corrige y nos apunta que no es iglesia, “es colegiata”, dice. Él se ocupa del mantenimiento de la iglesia y de todo el pueblo. “Estamos cuatro o cinco vecinos que nos ocupamos de las ermitas que hay tres o cuatro, del colegio, de limpiar”, nos cuenta Eusebio que se emociona al hablar de su dedicación por Gascueña. “Cuando me jubilé me vine aquí porque este es mi pueblo y siempre he soñado con cuidarlo. Animo a la gente a que arregle fachadas, si tiran un papel que lo recojan del suelo. Hacemos lo que podemos, a nivel ayuntamiento y a nivel particular. Siempre pido que un pueblo como este, con tanta historia, no se muera. Aquí había mucho emprendedor, sastres, carnicerías, panaderías, aquí venían de otros pueblos a servirse de lo que había. Había una banda de música con cincuenta miembros”.
Ángel
Bajando por la parte más antigua de Gascueña donde se conserva el trazado urbanístico del primer asentamiento de los gascones llegados en el siglo XII para apoyar al rey castellano Alfonso VIII, nos encontramos con Ángel que volvió a su pueblo con su mujer tras el cierre de la fábrica de caramelos Fiesta. “Me fui del pueblo con 15 años y volvimos en 2014”, nos dice. “Mi mujer trabaja como asistente socio-sanitaria y no le falta trabajo en estos pueblos y yo no cambio Madrid por vivir aquí”.
Claudia
Paseando por el arrabal, hoy avenida de Fausto Culebras, afamado escultor natural de Gascueña, junto a un pilón de agua en el que ya no beben las caballerías porque no quedan, nos encontramos con Claudia, una de las más recientes vecinas. “Mi esposo tenía un conocido en este pueblo, le vendió una casa y estamos viviendo aquí. Él trabaja en Uber. Estamos muy contentos de vivir en este pueblo”.
Las casas-cueva
En 2015 el Ayuntamiento de Gascueña, con la colaboración económica del CEDER Alcarria Conquense, afrontó la recuperación para su uso turístico de los de las antiguas casas-cueva excavadas en las laderas del cerro de San Ginés, sobre el caso urbano del pueblo. Eran usadas como viviendas hasta mediados del siglo XX pero se habían abandonado. “Hemos querido conservarlas tal y como eran”, nos cuenta la alcaldesa. “Si quedaban restos de humo en las paredes porque se había usado como hogar, pues se ha mantenido”.
En su interior se han recreado las casas-cueva con la instalación de enseres y objetos, tal cual pudieron estar en su día cuando fueron habitadas. Hay trébedes en la chimenea, orzas y zafras, utensilios de cocina, vasijas de medida como celemines, escobas amargas para barrer las eras, alcobas con camas y lavabos. En otras estancias se ha recreado el oficio de la panadería o una carpintería. “Lo hemos hecho con fondos propios del Ayuntamiento y con donaciones de los vecinos. Hay algunos que las recuerdan y gracias a su testimonio pudimos hacer la recreación”.
Las ánimas
En ese museo de las casas-cueva hay una sala dedicada a la cofradía de ánimas de Gascueña y a su tradición. “Conservamos el antiguo traje del animero”, nos explica a la alcaldesa. “El animero es la persona que va delante de la hermandad. Lleva una campana y, al son del tambor, avisa de que llegan a las casas. Los vecinos salen a la puerta y rezan por los difuntos. Es una hermandad soldadesca regida por un capitán y se tiene constancia de su celebración desde 1710. Cuando más actividad tiene es en carnaval que salen a la calle con sus espadas y armas de la guardia real del papa, son muy antiguas. Esos días la gente hace donaciones para hacer después una almoneda. Suelen ser escobas amargas, jabón casero, dulces… Luego hay una subasta el domingo. Todo eso lo seguimos conservando”.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...