La Moncloa sale al rescate de Margarita Robles tras la ofensiva de los socios por el caso Pegasus
En el Gobierno y en el PSOE tienen claro que Sánchez no dejará caer a la titular de Defensa. Su tarea, según la ministra Montero, es "impecable”
Madrid
Margarita Robles está en el ojo del huracán de Pegasus, pero nadie en el Gobierno y en el PSOE piensa que esta crisis vaya a acabar con el sacrificio de la ministra de Defensa por parte de Pedro Sánchez. El día después de la ofensiva parlamentaria contra Robles en el Congreso y tras su controvertida respuesta a la portavoz de la CUP justificando la actuación del CNI, tanto la Moncloa como la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, han salido al rescate de la titular de Defensa, que este jueves visita al contingente español que participa en la misión de la OTAN en Letonia: “La ministra Robles en todo momento ha trasladado la realidad de lo que puede contar, que tiene que ver con este país es un país democrático, un Estado de Derecho, y todas las actuaciones del CNI se han hecho bajo el amparo de la ley. “Está desarrollando su tarea de forma impecable”, ha zanjado Montero.
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Las declaraciones de la titular de Hacienda se producen después del malestar que causó el miércoles en las filas socialistas el tono de Robles en la sesión de control. Distintas fuentes del Gobierno y del PSOE coinciden en que “no seguía ninguna directriz”. Como responsable política del CNI, entienden esas fuentes que tenía que cerrar filas con la actuación de la inteligencia española, pero el modo en el que lo hizo, según fuentes gubernamentales, “dio munición” a ERC. Hasta entonces, los republicanos catalanes habían pedido dimisiones, pero sin dar nombres. Justo después de la intervención de Robles, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, pidió su cabeza.
“¿Y cuándo no va por libre?”, se preguntaba un miembro de la cúpula socialista justo después de oírla en el hemiciclo. Porque la exposición de Robles terminó por incendiar la sesión: “Mire, ya que se rasga usted las vestiduras, yo le pregunto. ¿Qué tiene que hacer un Estado, qué tiene que hacer un Gobierno cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, cuando alguien corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos, cuando alguien está teniendo relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania, o cuando se hackean organismos como el SEPE o teléfonos de ministros?”. Ésa es la respuesta de la polémica.
Su intervención contrastó con el tono conciliador de Pedro Sánchez un rato antes en el cara a cara con Gabriel Rufián y con la estrategia desplegada por la Moncloa desde el domingo, cuando el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se desplazó a Barcelona para dar explicaciones y buscar una salida a la crisis con la Generalitat.
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La solución, a día de hoy, no la tiene nadie. “No sé”. Así responden diputados, dirigentes del PSOE y ministros cuando se les pregunta cómo van a reconducir la relación con ERC, que vota no al plan de choque económico pero que ha congelado todas las negociaciones con el Gobierno. En su mano tiene la aprobación de leyes para las que no hay ecuación posible sin los republicanos catalanes, como la Ley de Vivienda, la de Memoria Histórica o la derogación de la Ley Mordaza. “Pero se arreglará”, reponen todos. Descartan, eso sí, que la salida sea entregando la pieza de Margarita Robles. Por mucha presión que haya del independentismo o incluso de Unidas Podemos. Pablo Iglesias señaló a Robles al principio de la semana en las redes sociales y Jaume Asens (portavoz de los Comunes) la comparó este miércoles con Jorge Fernández Díaz, el ministro que estaba al frente de Interior cuando se produjeron los hechos investigados en la operación Kitchen.
En esto momento, las expectativas de los más optimistas sobre el acercamiento a ERC están en la comisión de gastos reservados, donde sí se pueden revelar secretos oficiales e información clasificada. “Cuando se conozcan los hechos se entenderá y contextualizará mejor”, defiende una ministra socialista. En el entorno de Yolanda Díaz, con la experiencia de la reforma laboral todavía reciente, desconfían más de los pasos que en adelante pueda dar ERC.
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