Los Mossos revisaron 155 cámaras de seguridad para dar con el violador de Igualada
La policía usó hasta siete técnicas distintas para localizar ADN de la víctima en una chaqueta del presunto agresor; una prenda que llevaba el día de la violación y que siguió vistiendo meses después
BARCELONA
No había imágenes de la agresión, tampoco testigos presenciales y los investigadores no contaban con el recuerdo de la víctima. El caso de la violación de Igualada era un reto para la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos, que revisaron 155 cámaras de seguridad para dar con el agresor, que dejó al borde de la muerte a la menor. Según escribe el juez en el auto de prisión sobre la víctima, "de no haber sido asistida con celeridad y prontitud, el resultado no hubiera sido otro que su muerte".
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El análisis de cientos de horas de grabación de estas cámaras de seguridad, dio sus frutos. Las investigadoras —más del 60% de las agentes de la UCAS son mujeres— reconstruyeron el recorrido de la víctima desde que salió de la discoteca Epic, en Igualada, hasta que fue asaltada en un descampado sin cámaras. En las imágenes distinguieron a un encapuchado que seguía a la menor, acelerando el paso, cada vez más cerca de ella, hasta que a pocos metros del encuentro, quedaron fuera del plano de todas las cámaras, que no registran a nadie más en la zona. 20 minutos después, el encapuchado aparecía solo, volviendo a casa, y con una prenda de la víctima colgando del brazo.
El sospechoso de la capucha
Las imágenes de otro punto situaban al sospechoso en las inmediaciones de la discoteca antes de la agresión, destrozando un coche estacionado junto a una decena de jóvenes. Los Mossos tenían a su sospechoso, pero necesitaban identificarle y saber dónde vivía. Estirando del hilo de la pelea, las investigadoras lograron ponerle nombre: Brian Raimundo C. M., de 21 años, un joven al que su madre había echado de casa tras denunciarle por abusar de una familiar, también menor de edad.
La geolocalización de su teléfono móvil que captaron los repetidores coincidía con el recorrido del encapuchado. Los Mossos no tenían duda de la autoría, pero les faltaba una prueba casi definitiva: ADN que le situara en el lugar. "[El sospechoso] seguía usando la misma ropa, la seguía teniendo. Era un elemento esperanzador para tener la garantía o la convicción que al entrar en su domicilio encontraríamos ADN que ayudara a aclarar los hechos", ha asegurado este viernes el conseller d'Interior, Joan Ignasi Elena.
Brian Raimundo, un joven solitario y sin apenas amigos, fue arrestado el jueves 21 de abril en el domicilio del centro de Igualada en el que residía después de que su madre lo expulsara de casa tras los abusos sexuales previos que constaban a los Mossos. En el minucioso registro que se alargó ocho horas en ese piso, los investigadores hallaron la misma ropa que vestía la noche de la agresión y también, algo decisivo para probar su culpabilidad, restos biológicos de la víctima en la cazadora.
ADN en la chaqueta
Hace una semana, el pasado 21 de abril, el juez autorizó a los Mossos a entrar en casa del acusado, en el número 13 de la calle Sant Sebastià. Tras ocho horas de registros y varios días de espera en el laboratorio, las esperanzas de los investigadores se cumplieron. Una prenda del presunto violador, una chaqueta, según concretan fuentes de la investigación, dio positivo en ADN de la víctima.
"Las nuevas tecnologías forenses aplicadas en esta investigación han estado cruciales", admiten los Mossos en un comunicado. Para dar con las muestras, los agentes de la policía científica han usado hasta siete técnicas forenses: luces especiales para detectar sangre o un micro-nebulizador - un spray muy fino que rocía reactivos químicos en vapor para hacer aflorar rastros de fluidos. Entre otros instrumentos, los Mossos han utilizado una cámara que fabricaron hace meses y que les permite ver aquellas substancias que el ojo humano no ve a simple vista.
Acompañamiento a la víctima
Des del momento en que empezó la investigación, dos agentes de la Unidad de Atención a Víctimas, acompañaron a la menor y a su familia, asesorándoles. "Es relevante porque el núcleo de nuestro trabajo es la víctima; resolver el caso, pero también acompañarla", expresaba el conseller de Interior, que ha felicitado a todos los agentes del caso. Según los Mossos, el acompañamiento seguirá hasta el día del juicio, al que las víctimas de agresiones sexuales van acompañadas y protegidas por mossas d'Esquadra, que se encargan de tranquilizarlas.
También el día de la detención de Brian Raimundo, las dos agentes de referencia de la menor estuvieron todo el día con la víctima y su familia, que según su entorno, ha sufrido una recaída emocional tras la detención del sospechoso. El acusado, Brian Raimundo C.M, cumple prisión provisional en la cárcel de Brians 1, donde, según avanzó el pasado sábado la SER, se le han aplicado protocolos de prevención y seguimiento por riesgo de suicidio.