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Economía y negocios

Baño de realidad en dos dosis

En el día en que los datos del INE han dejado patente que el crecimiento de la economía española se ha ralentizado –con un incremento del PIB de un 0,3% en el primer trimestre- el Gobierno hace públicas sus previsiones macroeconómicas y rebaja el crecimiento para este año al 4,3%. Lo analizamos con Manuel Hidalgo.

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero (d), y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, durante la presentación del escenario macroeconómico 2022-2025, este viernes en el Ministerio de Economía en Madrid. / JUAN CARLOS HIDALGO EFE

Madrid

Hoy el Gobierno aterriza sus cálculos económicos y hace lo que todo el mundo ha hecho desde noviembre: revisar sus previsiones de crecimiento para la economía española al 4,3% en 2022 y al 3,5% en 2023. Una rebaja en las estimaciones para este año y el que vienen que, sin embargo, no afectan ni a la deuda pública ni al déficit, que mantienen su senda, aunque sí a las previsiones del mercado laboral, lo que situaría, según sus cálculos, una tasa de paro del 12,8% para 2022 y del 11,7% para 2023.

Así, las estimaciones del Ejecutivo son aún más cautas que las que ya han publicado el Banco de España, que estima que el crecimiento para este año será del 4,5%; el Fondo Monetario Internacional, que calcula un 4,8%; y de la Comisión Europea, que lo situaron en febrero en 5,6%, pero más optimistas que las de BBVA, que estima un 4,1% de crecimiento para este año y las de Funcas, que apuntan a un 4,2%. “La cuestión es ¿qué ha ocurrido en este primer trimestre? Y creo que todo el mundo tiene las ideas claras: por un lado, por supuesto, no debemos olvidar la sexta ola que golpeó duramente las primeras semanas de este año, que eso restó crecimiento económico, por supuesto, qué duda cabe de que el conflicto en Ucrania, con la consecuente subida de precios energéticos que ha golpeado durísimamente a las cuentas de las familias y por lo tanto al consumo, y finalmente, la huelga de transportes: básicamente no hemos podido adquirir buena parte de los bienes y servicios que adquiríamos habitualmente como consecuencia de las dificultades de acceso a los mismos” explica en Hora 25 de los Negocios Manuel Hidalgo, profesor de economía aplicada de la Universidad Pablo de Olavide.

Un cuadro macroeconómico que, además, se ha publicado coincidiendo con el dato de Contabilidad Nacional del primer trimestre, que apunta que el PIB español ha crecido un 0,3% debido al impacto de Ómicron, la guerra en Ucrania y del paro de transportistas al que el Gobierno atribuye parte del parón de la actividad que ha derivado en este dato, aunque lo que cae con especial fuerza es el consumo: un 3,7% se reduce el consumo de los hogares, coincidiendo con el pico de inflación, que se sitúa en el 8,4% en abril, mientras que el dato de la subyacente se eleva hasta el 4,4%. “Por un lado, nos debe preocupar, pero la subyacente está subiendo, en buena parte, porque está incorporando los efectos de la subida de los precios energéticos de los meses anteriores, va con un poco de retraso y es natural, la hostelería, la restauración, están subiendo precios porque les afecta la subida de la luz, y así muchísimas empresas. Sí es verdad, y es lo que nos dicen todas las previsiones, que el peso que van a tener sobre la inflación los productos energéticos se va a reducir en los próximos meses. Esto nos puede llevar a que la subyacente tarde en incorporar esa caída dos o tres meses más, lo preocupante es que tarde más o que se mantenga sostenida en unos niveles elevados.” apunta Hidalgo.

 
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