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El Barça recupera la confianza, la segunda posición y a Ansu Fati

Los azulgranas vencen al Mallorca (2-1) y rompen la racha que asolaba al Camp Nou después de tres derrotas consecutivas

Sergio Busquets celebra el 2-0 ante el Mallorca. / Alejandro García EFE

Corrían las urgencias en el Camp Nou. Tres partidos consecutivos después de olvidarse del gol y de la victoria en su feudo, el Barcelona necesitaba ganar. Tal era la premura, que Piqué volvió a forzar y se volvió a lesionar. El central, ausente en las tres derrotas, aguantó hasta el minuto 27, ya con el 1-0. Pero su presencia quizá añada ese ímpetu que hoy le urgía al equipo para reencontrarse con el triunfo. Memphis y Busquets allanaron el camino a los tres puntos con un gol en el 25 y otro en el 53 que Raíllo recortó en el 78. El Barça tiene que volver a aprender a caminar y qué mejor forma de hacerlo que con el retorno de Ansu Fati.

Memphis en medio de la escasez

El Barça salió como si de un quinto tiempo se tratase, como si Cádiz y Rayo Vallecano correspondieran al mismo partido. Ritmo lento y sin la clarividencia y la contundencia de antaño, el Barça buscó sorprender a través del contragolpe, aunque en una de esas salidas, el Mallorca hiló un lado a lado que Fer Niño mandó a las nubes sin Ter Stegen protegiendo bajo palos.

Xavi añadió a su apuesta de inicio a Memphis, Dani Alves y los condicionantes de Ferran en derecha y De Jong en la construcción. El flamante fichaje invernal, postulado como faro ofensivo, se ha apagado. Sólo entró en contacto con el juego nueve veces en una primera mitad con un 75% de posesión azulgrana. Se esmeró en rebelarse, pero con excesiva precipitación su frustración fue a más cada vez que el linier levantaba la banderilla por fuera de juego. El centrocampista, en el punto de mira social y en la desidia futbolística por su rol y su rendimiento, fue reubicado en la sala de máquinas. Xavi lo colocó cerca del balón en un intento por recuperar al Frenkie más Ajacied. El neerlandés fue pegamento de un equipo partido desde el asalto del Eintracht al Camp Nou.

Memphis Depay celebrael 1-0 conseguido ante el Mallorca. / Alejandro Garcia

Buscando voltear la dinámica, el entrenador de Terrassa recompensó a Memphis con la titularidad por la tibia luz que había desprendido en los últimos partidos. El neerlandés respondió desde el carril izquierdo cargando de agresividad e intención sus movimientos. En uno de ellos, Jordi Alba lo encontró con un pase en largo atacando el espacio que el Mallorca había desprotegido. El delantero aprovechó el desajuste para disuadir el runrún creado en torno al juego azulgrana empalando el centro del lateral.

No hay partido tranquilo

Las facilidades del Mallorca dieron gasolina al Barcelona para certificar los tres puntos. Busquets puso el 2-0 con un disparo raso y cruzado que salió desde su zurda en la media luna del área. El capitán instaló la calma en un Camp Nou apático y con la grada de animación desencantada necesitado de buenas noticias. Para reinstalar la ilusión, El elegido regresó tres meses y medio después. Ansu Fati sustituyó a Aubameyang a falta de quince minutos. Una vuelta sanadora y esperanzadora. El día señalado para limpiar la herida y no reabrirla, el Mallorca avisó sin que llegase a hacer sangre. Raíllo remató dentro del área con comodidad a falta de doce minutos compactando el resultado (2-1). Un gol que retrata cuánto sufre el Barça sin su jerarca.

Con esta victoria, el Barça recupera la segunda posición. 66 puntos por los 64 del Sevilla, 61 del Atlético y 57 del Betis a expensas de lo que hagan los verdiblancos en su partido con el Getafe. El Mallorca es decimosexto, por encima del Cádiz, con quien empata a 32 y del Granda, que dormirá la semana en descenso con 31 puntos.

Juan Antonio Requena

Juan Antonio Requena

Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes

 
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