La emoción de la primera vez en el Falla

Cádiz

¿Cuándo se forja una pasión por el carnaval? Quizá, de muy pequeña, agarrada de la mano de tu padre, entrando en un local donde empiezan a ensayar las coplas y a afinar las músicas. Quizá yendo a ver a tu padre y a tu tío cantando, a tu madre acelerando la máquina de coser, rodeada de telas, fabricando disfraces hasta altas horas de la madrugada. Dos niñas acunadas a ritmo de pasodoble, criadas entre mil colores, y pendientes de un escenario siempre lleno de hombres. Entonces, cuando eran niñas, sabían que su sitio no estaba ahí arriba, aunque se supiesen todo lo que ellos cantaban y pudiesen cantarlo igual de bien. Pero el carnaval no era para ellas. Han pasado muchos años desde entonces y, este domingo, 22 de mayo de 2022, esas dos niñas, ya mujeres, se subirán, por primera vez, al escenario de Falla para participar en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz. Son Marisa Brihuega y Amanda Real. Debutan. Pero su estreno es el de dos veteranas del carnaval.

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El abuelo de Marisa Brihuega tiene una estrella en la plaza justo donde se levanta el Teatro Falla, estrella que solo tienen los más grandes de la fiesta. Su abuelo era Eduardo Delgado, un enorme autor, que, durante la posguerra, ayudó a reactivar ese carnaval que la dictadura prohibió. Se le conoció como el rey del cuplé. Entre los muchos hijos que tuvo Eduardo, estaba Chari Delgado, a la que el carnaval unió a Carlos Brihuega. Chari fue una de las mayores y más importantes costureras que ha tenido la fiesta, además de hilo fundamental para coser la convivencia familiar que propició la Peña Nuestra Andalucía. Carlos Brihuega fue una de las voces más privilegiadas del carnaval, componente de algunos de los mejores grupos que han existido nunca, al cantar las coplas de grandes como Paco Alba, Antonio Martín o Pedro Romero. Chari y Carlos tuvieron cuatro hijos: Marisa, Edu, Carli y Chari. Y aunque Marisa participó en el concurso de la cantera, con la comparsa de 1982 Siete Novias para Siete Hermanos, nunca llegó a dar el salto a adultos, que sí hicieron desde muy pronto sus hermanos Edu y Carli, voces también fundamentales del carnaval gaditano.

Amanda Real se crió a ritmo de carnaval por una doble vía. Su padre, Aurelio Real, fue uno de los más grandes músicos de la fiesta. Primero fue componente, pero luego se vio su enorme capacidad para mejorar las afinaciones, pulir las melodías, encontrar lo mejor en cada copla. Por eso, le llamaban Arreglitos. Su nombre figura como compositor de las músicas de inolvidables comparsas como Nuestra Andalucía, Robots, Con Gancho o Barriletes, entre otras muchas. Además, Amanda tenía otra vía, la de su familia materna, impulsora de la primera peña de carnaval que creó una charanga callejera: la peña El Lete. Con todos estos mimbres, si Amanda hubiese sido un niño no habría tenido ningún problema en incorporarse con naturalidad a cualquier agrupación. Pero, siendo una niña, las puertas no se le abrieron.

Marisa Brihuega y Amanda Real han vivido todos estos años el carnaval con enorme pasión, como público, como admiradoras, como testigos directos de momentos únicos. Quienes las conocen saben lo bien que cantan, la de coplas que guardan en su memoria. Pero nunca nadie las había llamado para formar parte de alguna agrupación. Sí alguna insinuación, alguna propuesta poco firme. Con tanto tiempo transcurrido, daban por hecho que su papel ya no era ese.

En este carnaval tan raro y atípico de 2022, en mayo y con un año de pausa por la pandemia, Marisa y Amanda se estrenarán en el Falla en el concurso oficial de adultos. Y lo harán juntas. Porque ya que dan ese salto qué mejor que tener a alguien a la que agarrarle la mano. Serán componentes del coro Tierra y Libertad, que escribe Miguel Ángel García Argüez y dirige Fran Oliveros. Los dos encontraron en ambas dos fantásticas voces que admiraban al haberlas escuchado alguna vez. Completan un enorme plantel de talentos, que, además, este año se ha reforzado con más incorporaciones, como la de Edu Brihuega y Pablo Moreno Brihuega. Marisa debutará así rodeada de su amiga Amanda, su hermano Edu y su hijo Pablo.

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“Está siendo todo muy bonito. Siempre había tenido la curiosidad de cómo nacía una agrupación, como se presentaban las letras, cómo se afinaba. Hemos encontrado un grupo muy bueno, está siendo una experiencia muy agradable”, asegura Marisa, visiblemente nerviosa ante la inminencia de la actuación. “Yo, de momento, estoy tranquila. Es difícil que me ponga nerviosa, pero quién sabe cómo estaré cuando llegue el momento”, le responde Amanda.

El álbum de recuerdos de Amanda está lleno de momentos de carnaval. “Aunque yo nunca había participado en una agrupación, yo he visto los preparativos. Con mi padre iba mucho a los ensayos. No iba todos los días porque no me dejaban. Yo habría ido a diario. Y, aunque no participes, ves todo el trabajo, las grabaciones, cuando se probaban los tipos. Así que yo lo he vivido, y sé del sacrificio que lleva una agrupación”, relata. “Ahora, con el coro, lo vivo en primera persona”.

Marisa sí vivió la creación de la comparsa juvenil en 1982 como componente. “Pero de entonces a ahora han cambiado mucho las cosas. Y una comparsa y un coro es bastante distinto. Reconozco que es duro. Hay mucho trabajo detrás, que, desde fuera, no se valora. Analizamos y opinamos sin saber lo que cuesta hacer una agrupación en todos los aspectos”.

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El 22 de mayo de 2022 será un día histórico en las trayectorias vitales de Amanda Real y Marisa Brihuega. Y ese día será también parte de la historia del Carnaval de Cádiz, porque, de alguna forma, se salda una deuda con ellas. Con esas niñas, a las que por ser niñas, nadie veía encima de un escenario cantando carnaval. Pero este día llega muy tarde. Y en el patio de butacas faltarán muchas personas importantes.

“Me hubiese encantado que estuviera mi padre. Mi consuelo es creer que donde esté lo va a estar viendo y lo va a disfrutar. Pero echo en falta haberle consultado cosas. Él siempre era muy crítico. De hecho, parte de mi carácter crítico hacia la fiesta, para mejorar siempre, me viene de él. Nos conocíamos muy bien, así que muchas de las cosas que yo le hubiese preguntado, ya sé hasta la respuesta que me hubiese dado”, asegura Amanda Real.

A Marisa Brihuega, que es emoción desbordante, le cuesta hablar de las ausencias de Carlos y Chari, sus padres, ante su debut en el Falla. Se acuerda de cuando su madre animaba a sus hermanos Carli y Edu con carteles colgados en su casa y no toleraba que nadie tosiese a sus hijos. “Yo también he defendido a mis hermanos siempre aunque, luego en privado, les haya comentado que si un año los he visto mejor o peor. Pero, en público, mis hermanos siempre han sido los mejores y eso me lo enseñó mi madre”.

Marisa y Amanda llegan a un concurso en un año en el que las mujeres están pisando con fuerza desde el primer día. Lo han hecho en la modalidad de adultos y también en la cantera, donde desde hace más tiempo, niñas y niños conviven en las agrupaciones sin distinciones con total naturalidad. Marisa y Amanda llegan al Falla sin reproches, conscientes del tiempo que les tocó vivir, y con la sabiduría de todos estos años de experiencia. Pero en esa noche del domingo brotará seguro la ilusión de esas niñas que crecieron mecidas a ritmo de pasodobles.