Ha muerto el Kini de Almería

Almería

Me mandaba un correo Rafael Mezquita y me ponía sobre la pista de la muerte de un hombre al que conocía de mis tiempos de estudiante en la Escuela de Maestría. Nada más ver el nombre me aparecía su bigote y su simpatía. Una sonrisa clavada en su mirada y unos conocimientos de adelantado a su tiempo, cuando dábamos la clase de gimnasia con don Rafael Florido para subir nota en política. Un día aparecía por la puerta en plena clase con una carpeta debajo del brazo y nos puso a todos en corro con la camiseta amarilla y el pantalón azul (parecíamos de Las Palmas) que eran los colores del Maestría. Dijo el profesor eso de: “os presento a Kini que es profesor de Educación Física”, palabras mayores, cuando antes la gimnasia la daba un profesor veterano. Vestía distinto a todos los profesores y no recuerdo si acabó quedándose en la Escuela Maestría, pero si se que un día vino con un equipo a echar un partido de balonmano y nos dieron una paliza en el marcador y en lo físico de esas que no se olvidan.

Era Kini un adelantado a su tiempo a todos los niveles. Todos. Nos enseñó a correr moviendo los brazos. A respirar para oxigenar la sangre. A dosificar el esfuerzo y a despejar la mente. Todo eso se lo quedó en propiedad don Rafael Florido, y muchos nos acordamos de Kini porque nos puso las pilas cuando antes de su llegada todo era más tranquilo. El profesor del bigote nunca pasaba inadvertido. Hablaba de “déficit de oxígeno en la sangre”. Todo era nuevo, nada que ver con lo de antes. Creo recordar que se compró una moto y que abrió un gimnasio para sus atletas, porque los que querían triunfar en el deporte en esta ciudad lo buscaban. Su bigote se imponía en la preparación física y aquellas clases se terminaron para mí cuando me apuntaba a nocturno, pero me aprendí de memoria lo del déficit de oxígeno y empecé a correr mejor moviendo los brazos. Luego nos vimos a lo largo de la vida y ya ni nos saludábamos por esa vergüenza tonta entre el maestro y el alumno.

Pero Kini ha sido mucho más a lo largo de su vida. Maestro de Educación Física en el colegio Ángel Suquía de Piedras Redondas, uno de los primeros entrenadores nacionales de atletismo que seguía la estela de don Emilio Campra, y hasta en sus años de juventud llegó a ser boxeador subiendo al ring con el nombre de Kini ‘El Estudiante’, pero esta historia se la dejo a don Juan Ortega Beltrán que es el maestro del boxeo. Abrió el primer gimnasio en Almería y en todos los ambientes deportivos estaba presente. Tuvo campeones de España y lucía como un pincel cuando el profesorado de ‘Gimnasia’ iba sobrado de kilos: con el debido respeto.

Pionero

Joaquín Vicente de Haro nos dejaba en el ecuador de abril a los 81 años dejando su legado deportivo repartido por miles de almerienses. Kini era por encima de todo un adelantado a su tiempo que iba un paso por delante y se lo rifaban por igual clubes y deportistas: ya que preparaba como nadie eso que se llamaba la Educación Física. Hacía mejores a los que entrenaba y dejaba siempre su huella. Cuando aterrizó ya había grandes preparadores en esta ciudad pero su fin de ciclo y sus libros pedían a gritos ese algo nuevo que daba Kini con su bigote y su sonrisa. Rafael Florido sabía que lo necesitaba y supo beber de sus nuevos conocimientos. Iba dando pasos por el deporte en Almería y aparecía en la prensa como uno de los mejores entrenadores. Supo transmitir sus conocimientos a deportistas de élite y alumnos de colegio. Nadie perdía con Kini.

Titulado

Forma parte de una generación de grandes profesores que en su mayoría se hicieron entrenadores nacionales de atletismo por mandamiento de don Emilio Campra, que era el gran profesor. Sus libros de deporte los llevaba en la cabeza y se notaba su preparación y ese paso por delante que dan los libros y los nuevos conocimientos. Aquellos que salieron para expandir el deporte por Almería lo tienen como uno de los mejores, porque no se quedó en su colegio y supo emprender, inventar y esa palabra que antes no se utilizaba: innovar que era lo que necesitaba una Almería que se sorprendía cuando aparecía un campeón de España que tenía detrás a Kini. Nunca sacaba pecho y siempre con un nuevo reto por delante. Era respetuoso con los compañeros y siempre atendía una llamada como aquellas de don Rafael Florido. Yo no gané nada con él, pero cuando Mezquita me dijo que había muerto Kini se me vino a la cabeza su bigote, su sonrisa, y las clases de la Escuela de Maestría. No necesito una medalla y me quedo con su recuerdo y le doy las gracias por todo lo aprendido.

Inconfundible

En aquella Almería de los años 70 con el Instituto Masculino, el Mixto, Femenino y la Escuela de Formación, se montaron unas competiciones de deportes de sala (fútbol no) donde participaba también la Escuela de Maestría. Don Rafael Florido llevaba el balonmano y don Ángel García el voleibol. El baloncesto se lo repartían. Teníamos pistas para todo pero un escaso nivel físico y un vestuario sin duchas ni water. Pero nos apañamos. Kini venía para mejorar nuestras prestaciones en lo físico porque de lo demás se encarga don Rafael Florido. No recuerdo los marcadores pero el ‘Masculino’ nos ganaba de paliza. Aquel profesor joven y radiante con su bigote y una sonrisa clavada en su mirada hizo lo que tanto le gustaba: enseñar y preparar a los almerienses para una vida sana y deportiva. Yo sigo respirando mejor, camino recto y aprendí a correr moviendo los brazos y no me dejé el bigote: de milagro.