El plato de Sofía
Firma de Sara Carrillo

Imagina que tienes dos hijos: Sofía y Mateo. Mateo, el pequeño, ya está pensando en los juguetes que le traerán los Reyes Magos. Sofía, en cambio, desde que empezó el instituto, ya no quiere jugar con muñecas, ni con su hermano, pasa las tardes encerrada en su habitación y es que pensábamos que se estaba haciendo mayor… pero no.
Sofía estaba viviendo un verdadero infierno. En el instituto se reían de su pelo, de su forma de hablar. La dejaban sola. Un día decidió contarlo, todos escucharon pero nadie hizo nada.
El acoso no se detuvo. Y Sofía decidió dejar de sufrir de la única manera que se le ocurrió: dejando de vivir.
Ahora Mateo sigue poniendo en la mesa un plato para su hermana “por si Sofía tiene hambre en el cielo”. Pregunta cuándo va a volver a jugar con él. Y no hay respuesta que no duela.
Esta historia es ficticia, pero ocurre todos los días. Desgraciadamente, Andalucía es la comunidad autónoma con mayor número de situaciones de acoso escolar denunciadas en los últimos años. Y esto se podría evitar: con psicólogos en cada escuela, con docentes formados, con alumnos y alumnas valientes y sensibilizados.
Las víctimas del bullying necesitan que cambiemos el sistema que no las escuchó.




