Florenza Petre, Pastelería Vilas: "Más de doscientos años de castañas de mazapán"
Uno de los establecimientos de pastelería emblemáticos de la capital altoaragonesa abrió sus puertas en 1737 y enseguida se hizo muy conocido por sus sabrosas 'castañas'
Florenza Petre, de Pastelería Vilas
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Huesca
De cara a la celebración de Territorios Mágicos este fin de semana, cabe repasar estos días previos algunos de los nombres propios oscenses, tanto de la gastronomía como de la pastelería, los productos estrella y la historia que tiene Huesca en ambos ámbitos. En lo que se refiere al dulce, hay productos muy reconocidos y con mucha historia. Por poner algunos ejemplos, el Pastel Ruso de Ascaso, la Trenza de Almudévar de Tolosana, y no podemos olvidar las castañas de mazapán de Pastelería Vilas.
Este último es un producto con más de doscientos años de historia. Pastelería Vilas lo vendía poco después de abrir sus puertas. Eso fue en el año 1737. Por eso, Florenza Petre que, actualmente, está al frente del establecimiento que es "una de las primeras pastelerías de Aragón e incluso de España", asegura, destaca que es "un producto emblemático que continúa hoy en día con el mismo formato y sabor que ha marcado a tantas y tantas generaciones y que lleva a que haya personas que al degustarlo recuerden inevitablemente su infancia". Y es que, a quién le amarga un dulce... si hay alguien, únicamente puede explicarse porque no conozca los que se hacen en Huesca.
Las castañas de mazapán son un dulce cuyos ingredientes son azúcar, agua y almendras. Este dulce afecta la forma de las castañas y va cubierto con un baño de chocolate. Se toma almendra de la mejor calidad, en proporción doble al azúcar que se emplee, y se muele. A base de azúcar y agua, que hierven, se consigue un punto líquido de determinada consistencia, que se echa sobre la almendra molida.
Cuando la masa se va enfriando, se van tomando trozos que se moldean con las manos en forma de castañas. Se pasan por unos ganchitos para bañarlas en una mezcla de colorante con azúcar. Se cuelgan, se dejan secar, y posteriormente se envasan.
Hay testimonios antiguos de su elaboración, apreciadas al parecer por los Reyes Católicos. Se conserva la memoria descriptiva de la patente de invención de este postre, solicitada por Antonio Vilas Lasala, según consta en los archivos del registro de la Propiedad Industrial y Comercial, con el número 103.177 y con fecha 15 de junio de 1927.
Territorios Mágicos viaja a Huesca con el apoyo institucional de Turismo de Aragón, Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Huesca y Ayuntamiento de Huesca, el patrocinio de la Fundación Ibercaja, Cervezas Ámbar, Denominación de Origen Vinos del Somontano, Alcampo, Levitec, Milar Electrovisión, Pastelería Ascaso y Asesoría Morlán y la colaboración de Supermercados Altoaragón, Pastelería Tolosana y Harineras Villamayor.