Envasado al vacío
Santa Cruz de Tenerife
Este es un país especializado en el envasado al vacío. Metafóricamente, quiero decir que nos venden productos con buena envoltura, pero carentes de sustancia alguna o de difícil ejecución a la hora de ponerlos en práctica.
De esa manera, el aire se llena de palabras envasadas al vacío que quedan flotando en el espacio al igual que lo hace la chatarrra espacial con la que en nombre de la ciencia se han contaminado los espacios más allá de la atmósfera.
Se trata de frases flotantes que ahí quedan, pero que, más allá del envasado al vacío, me preocupan por el etiquetado que conllevan y que es imposible de borrar de la creencia ciudadana.
De manera principal, me preocupa la etiqueta con la que se generaliza sobre la juventud canaria, de la que se afirma que no quiere trabajar, o a la que le produce urticaria generalizada eso que se denomina "cultura del esfuerzo".
Intento aclararme ante ustedes: llevo varios días impactado con las palabras de la patronal de la construcción, que afirma que necesita 20.000 trabajadores, que no encuentra en Canarias y que con la nueva legislación están dispuestos a traer del extranjero. Dicen los empresarios también que faltan electricistas y carpinteros, y en consecuencia, de manera directa, me pregunto cómo es posible con un paro juvenil del 43 por ciento no haya jóvenes dispuestos a entregarse al pico y a la pala.
Eso dice la patronal, mientras que sindicatos y oyentes de Radio Club aseveran que, si la patronal pagara dignamente y respetara los horarios laborales, el problema de la ausencia de mano de obra sufriría una rebaja más que sustancial.
Para completar el panorama conformado por el palabrerío envasado al vacío, y que etiqueta a los jóvenes canarios como subsidiados de la paguita, en sentido contrario aparece la Dirección General de Empleo del Gobierno canario, que afirma no entender al empresariado que así se manifiesta porque en reuniones mantenidas con el mismo han tenido la oportunidad de exponer la falta de esa mano de obra que demandan, y que se hubiese incluido en los esfuerzos formativos que realiza el Gobierno de Canarias.
En fin, que se me hace cuesta arriba creer, que la casi mitad de la juventud canaria no quiere pegarle un palo al agua y que se hace necesaria la importación de albañiles, algunos cualificados, electricistas y carpinteros.
Y de esta manera ando perdido ante el pronunciamiento empresarial, la negativa contraria que apunta a la explotación, y las palabras de la Dirección General de Empleo del Gobierno de canarias.
Y así me quedo sin saber lo que realmente pasa: si estamos ante palabras envasadas al vacío, o ante etiquetas tópicas contra la juventud, o planteamientos que le echan la culpa al empedrado.
No solo no ando desposeído de respuestas, sino que además entiendo menos el cruce de afirmaciones de unos y otros, y me quedo más perplejo que cuando en matemáticas comunes me intentaban explicar lo del conjunto vacío.
