La casa de los 400 belenes, en Moya
Desde hace casi 50 años, la belenista Ciona Almeida elabora artesanalmente y colecciona misterios de todo el mundo que, llegada la Navidad, expone al público en su vivienda del barrio moyense de Carretería. Puede visitarse de manera gratuita hasta el 2 de febrero, coincidiendo con la onomástica de la Candelaria, como manda la tradición cristiana
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Las Palmas de Gran Canaria
Posiblemente sea la vivienda con mayor concentración de belenes de todo el planeta, con más de 400. Es una cifra aproximada, pues la artífice de esta impresionante colección, la belenista Ciona Almeida, ha perdido la cuenta exacta tras casi medio siglo elaborando artesanalmente y recopilando figuras del Santo misterio de diferentes países del mundo. La vivienda está ubicada en el número 6 de la calle Ancor del barrio de Carretería de la Villa de Moya, en el norte de Gran Canaria; y, llegada la Navidad, Cionita, como la conocen popularmente en el municipio, abre sus puertas de par en par a quienes deseen visitar la muestra. "Hasta el día de la Candelaria, el 2 de febrero, que es cuando dicen que la virgen pasa por los belenes", explicó Almeida en el programa Hoy por hoy Canarias de la SER.
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Fe y paciencia, el secreto de los belenes de Ciona Almeida
"Toda mi familia somos belenistas y yo he mantenido la tradición desde pequeña porque me encanta hacerlos", relata Ciona Almeida, quien elabora las figuras con todo tipo de materiales, desde calado hasta hojas de platanera o barro. Otros son regalos de familiares, amigos o vecinos que, conocedores de la pasión que despiertan en ella, aprovechan cualquier viaje al extranjero para traerle como souvenir elementos del belén.
Ciona tampoco lleva la cuenta de las horas que dedica a cada imagen, "las voy haciendo a ratitos y, como estoy a gusto, solo me dan ganas de seguir hasta terminar". Además de detener el reloj, esta belenista aldeana afincada en Moya confiesa que el secreto es "tener fe, paciencia y que te guste; y, si es posible, hacerlo en familia". Es partidaria del formato tradicional, sin excentricidades ni incorporaciones modernas pues "me gusta que sean como han sido toda la vida, con San José, la virgen, el niño, la burra y el buey y también algunos pastores", reconoce Almeida.
Una tradición que traspasa generaciones
No es capaz de elegir un belén favorito, "a todos les tengo cariño", asegura, si bien detalla que "las piezas pequeñas son más laboriosas y los que más trabajo me llevan son los calados, que tardo más de un mes en hacerlos porque la falda de la virgen o la blusa todo es hecho a mano". En su colección están representados, por ejemplo, los trajes típicos de todas las Islas. "Los niños de los colegios cuando vienen a verlos se quedan privados, son quienes más preguntan cómo los hago, más que los adultos", subraya Almeida, para quien "es un orgullo enseñar mi colección".
Un muestrario que, pese a su dimensión, no causa mayor inconveniente a los integrantes de su familia ya que "a mi hijo mayor también le encanta y tiene mano y buenas ideas, él los hace muy bonitos y ojalá mantenga esta tradición". Tras la Navidad, Ciona guardará las figuras más pequeñas minuciosamente en una estantería de cristal que permanecerá a la vista durante todo el año en un lugar privilegiado de la vivienda y, las más complejas de las cuatrocientas, permanecerán en cajas en el trastero hasta que vuelva a llegar su momento, como también manda la tradición. Entretanto, la colección seguirá aumentando con nuevas adquisiciones.