Así lucha la Guardia Civil contra el robo de aguacates: "Es su estilo de vida, pero se enfrentan a 6 años de prisión"

Santa Cruz de Tenerife

En los primeros viajes hacia América jamás pensaron que aquel fruto, en forma de pera, y tan carnoso como rugoso levantaría pasiones. Y, menos aún, conflictos. El aguacate es más "oro verde" que nunca. En Canarias, el cultivo de esta fruta es el que más ha crecido en los últimos cinco años. Concretamente, más de un 100%. Y es que la mayor parte de la producción se destina al mercado local.

Solo en Tenerife, y según datos proporcionados por el Cabildo, se destinan más de 1.100 hectáreas al cultivo aguacatero. De esta forma, es una de las producciones que más ha crecido en la isla. Su recogida es prácticamente continua, debido a los diversos tipos que se dan, especialmente, en el norte de la isla. Una situación que ha obligado a que la Guardia Civil incentive la vigilancia en fincas y puntos de venta.

"Es un riesgo para la salud de quien los consume sin esos códigos de seguridad", señala Juan Carlos Bejarano, cabo al frente del grupo ROCA. Esta unidad, creada específicamente para luchar contra los hurtos en explotaciones agrícolas, está detrás de la última gran operación en el norte de la isla. El pasado 8 de enero, la Benemérita abrió diligencias contra cuatro personas por el robo de 850 kilogramos de fruta.

"Controlaban el tránsito de los dueños de las fincas y los aguacates sustraídos eran colocados de inmediato", matiza el cabo sobre los hechos delictivos. Casos como este se originan en las propias fruterías o puntos de venta, donde nacen las primeras sospechas de robo. "Tenemos tres factores claves que nos hacen dudar, el calibre, que no tienen pezón y un precio ínfimo", asegura Bejarano.

"Es imposible acabar con los robos de aguacate"

Preguntado por el modus operandi de los ladrones, desde el ROCA apuntan que "son bandas organizadas y estructuradas, que suelen actuar entre seis u ocho personas". "Alquilan coches de gran capacidad para llenar sacos de hasta 40 kilogramos", añade. Lo habitual es que estos grupos estén coordinados entre quienes arrancan el fruto y quienes esperan e inspeccionan en las inmediaciones.

Sobre los perfiles de los delincuentes, Bejarano lo tiene claro: "la mayoría son reincidentes, es un modo de vida, están entre los 35 y los 50 años, y normalmente en el paro". Viejos conocidos para la Guardia Civil, pero no para la Justicia, que puede reclamarles penas de "entre 2 y seis años". Durante las próximas semanas, de hecho, no esperan que los delitos desaparezcan. "Tenemos abiertas varias líneas de investigación, queremos bajar los delitos a nivel cero, pero sabemos que es imposible", apunta.

"Si no hay vallas, el delito es menor"

Entre algunos de los consejos que brinda la unidad a los agricultores se encuentra, principalmente, denunciar. "Si no hay denuncia no hay delito", clama. "Solemos dar consejos de autoprotección al agricultor como que anoten todo lo que vean, por ejemplo las matrículas, o que cambien, por semana, los hábitos de trabajo", enumera el cabo. También piden que no dejen utensilios sin protección y que cerquen las fincas. "Si no están las vallas y no se fuerzan, el delito es solo de hurto y no robo con fuerza", matiza.

Por último, Bejarano explica que trabajan en coordinación con el SEPRONA, pero que gran parte de sus actuaciones son el resultado de la colaboración ciudadana. "Nuestro servicio es 24 horas al día, nos activamos cuando nos alertan, a veces actuamos por iniciativa propia o por aviso de un perjudicado", comenta antes de señalar que "en el norte de la isla" varios negocios han cerrado por los robos y que, en ocasiones, "tenemos que usar la fuerza por desobediencia grave de los agentes".