Atentados medioambientales a golpe de 'like'
LA MIRADA 27 FEBRERO
Al paisaje natural le ha salido un enemigo difícil de combatir: la idiotización del ser humano, que está aumentando de forma proporcional a la creciente viralización de la ocupación de los espacios protegidos. Se está convirtiendo en costumbre subir a las redes un chapuzón en los Jameos del Agua, un paseo en bici por los senderos del Teide o una incursión en moto sobre la lava. O cualquier otro atentado medioambiental, como la búsqueda de un tesoro (entre comillas) bajo la arena de un espacio dunar.
Tratar de poner coto a estos actos vandálicos está resultando una tarea ingente, porque se repiten demasiado a menudo y también porque no hay vigilancia suficiente para proteger un territorio muy amplio en las Islas.
Como sería inútil pedir cordura a quien no la tiene, y solo busca un puñado de likes para su realización personal a costa de lo que sea, no quedará otra que recurrir a multas lo más cuantiosas posibles para poner coto a este fenómeno, cada vez más extendido, de pisotear la principal riqueza de esta tierra: su paisaje. Eso, y aumentar el número de vigilantes medioambientales, sacando de paso del paro a tanto desempleado.