"Las casas no son pimientos": la advertencia de los expertos sobre el peligro de la política de vivienda en las islas

Canarias lleva más de veinte años sin construir una sola vivienda social. A la falta de inversión se suma la mala gestión de su parque público, del que ha perdido totalmente el control. Miles de viviendas públicas en Canarias están revendidas, realquiladas e incluso convertidas en viviendas vacacionales sin que el Gobierno haya sido capaz de controlarlo durante décadas. Muchos de sus adjudicatarios no acreditan la necesidad de ocupar un bien público de escasa necesidad, que además, es una herramienta básica que el Archipiélago necesita. Las escasez de vivienda favorece el alza de los precios, lo que hace imposible el acceso a la vivienda de muchas familias. El Gobierno de Canarias quiere atajar la situación decretando la emergencia, regulando la vivienda vacacional, liberalizando el suelo, rehabilitando edificios y sobre todo, construyendo masivamente todas las viviendas posibles para suplir lo no construido durante más de veinte años. No son pocas las voces que alertan del peligro que supone tomar decisiones en una única dirección. La idea de que construir masivamente provocará una caída de los precios de la vivienda es más que cuestionable. El autor de «La España de las piscinas» (Arpa, 2021) y «El malestar de las ciudades» (Arpa 2024), Jorge Dioni López, alertó la semana pasada en El País del peligro que supone tratar el mercado de viviendas como el mercado de frutas y verduras. «Cuando hay grúas, es que hay fiesta y suben los precios», avisa Jorge Dioni, subidas que solo se corrigen tras los estallidos. «Esto limita socialmente el acceso y crea un sistema inestable basado en las emociones: olas de exceso y castigo. El ejemplo más claro fue la burbuja con la que comenzamos el siglo», añade. Según un informe del Banco de España, el Archipiélago tuvo un déficit para 2022 y 2023 de 19.320 casas. La situación se agrava en la proyección para 2024 y 2025, años en los que se estima que hagan falta 25.980 casas. Las islas son la quinta comunidad donde más se acentúa la carencia, solo por detrás de Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana. Sin embargo, a diferencia del resto de comunidades, en Canarias el territorio es limitado, fragmentado y frágil. Mientras tanto, hay aproximadamente tres millones de viviendas vacías en España y unas 200.000 en Canarias. Según estos datos, bastaría con introducir esa vivienda vacía en el mercado para empezar a solucionar el problema sin tener que construir masivamente. «En los dos próximos años deberían construirse más de 6.000 viviendas», dijo la presidenta de la patronal de la construcción de la provincia de Las Palmas. Salud Gil, en diciembre de 2023. «El malestar que hay en las calles de Canarias tiene que ver con esto», dice Jorge Dioni en Hoy por Hoy Las Palmas. «Porque la vivienda, además de un derecho y un producto, es otras cosas: es una hucha, la principal forma de ahorro y legado familiar en nuestra cultura. Además, es la forma que tiene el capital global de encontrar un refugio para su dinero. Decenas de miles de personas de todo el mundo quieren tener una casa en España, ya no digamos en Canarias», explica Dioni. «Si se hacen casas y no se toma ninguna medida más, las comprarán quienes puedan», advierte el escritor. La urbanista y arquitecta Noemí Tejera coincide con Jorge Dioni y cree que Canarias no está pensando adecuadamente la estrategia para el impulso de la vivienda. «Estamos intentando responder a cuestiones complejas de manera simple. La cantidad no nos dice absolutamente nada. Tenemos que acercarnos al diagnóstico de cómo son nuestras ciudades y edificios», explica Tejera. «Hay una conciencia social creciente sobre la importancia de nuestro suelo y su importancia para vivir aquí y hacerlo con calidad», añade la experta. «En las islas hay que dar respuesta a la descarbonización, la gestión de residuos, la calidad de vida, el suministro de agua seguro para el consumo, a la necesidad de generar y distribuir los alimentos, pero también la energía, o cosas tan importantes como infraestructuras de salud y seguridad», alerta Noemí Tejera en el Parlamento de Canarias. «Se hace especialmente necesaria esta gestión de la vulnerabilidad a partir de biorregiones, porque la concepción antrópica de los territorios y su organización administrativa no tiene en cuenta esto», alertó la experta, algo difícilmente compatible con la construcción masiva. La intervención de la arquitecta en la comisión del reto demográfico del Parlamento de Canarias fue muy aplaudida. «Sin vivienda no hay comunidad, tenemos que saber en dónde nos encontramos para plantear medidas adecuadas», avisa Tejera, partiendo de la base de que Canarias no está haciendo un diagnóstico adecuado. «No se está analizando las envolventes, la situación de las viviendas, dónde vivimos y cómo», añade. «A una demanda muy concreta de viviendas, dar una respuesta muy inmediata desde el punto de vista desarrollista», no es lo más adecuado, con una conciencia cada vez más sensible por parte de la sociedad. El sector inmobiliario produce su propia información, y no existen datos independientes y objetivos que permitan vigilar la actividad de los grupos de presión del sector en Canarias. A menudo, los portavoces de estos grupos de presión son los únicos interlocutores para analizar el problema de la vivienda en los medios de comunicación del Archipiélago. «El objetivo de sus mensajes es simple, por un lado, centrar el foco en la cantidad y evitar que se tomen esas medidas más drásticas y, por otro, mantener el mercado caliente», explica Dioni. «La idea de que hay que construir más y cuanto antes presiona a las administraciones para facilitar los trámites y echar mano de la clásica política de ayudas directas o indirectas, que acaban siendo una transferencia de rentas al sector inmobiliario», añade. «No hay que tomar medidas irreversibles, o que nos lleven a escenarios que tememos. Hay que tomar medidas urgentes pero en múltiples direcciones», explica Tejera. «Canarias no se puede permitir de ninguna manera que haya 200.000 viviendas vacías, tenemos que activarlas como sea, con marcos legislativos, incentivos económicos y una reflexión colectiva sobre la importancia que tiene la comunidad, que es el sentido que tiene vivir en sociedad», concluye.

"Las casas no son pimientos": la advertencia de los expertos sobre el peligro de la política de vivienda en las islas

El Archipiélago es la quinta comunidad donde más se acentúa la falta de vivienda, solo por detrás de Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana. La construcción masiva es una de las soluciones propuestas por el Gobierno y aplaudida por las patronales del sector

Javi Rodríguez

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