La lucha de dos jubilados para que no se siga destruyendo la casa de un corsario del siglo XVIII en Tenerife en busca de un tesoro
Una leyenda falsa dice que Amaro Pargo escondía oro o plata incautada de otros buques en su casa, devastada tras el paso de decenas de personas que buscan ese tesoro inexistente
Una pareja de aparejadores jubilados lucha por proteger la casa del corsario Amaro Pargo
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Tenerife / Madrid
Las hazañas del corsario Amaro Pargo fueron legendarias. Nació el 3 de mayo de 1678 en La Laguna (Tenerife) y murió en 1747 y a lo largo de su vida fue cosechando riqueza fruto de su comercio con el vino, el cacao, el aguardiente y el tabaco y su patente de corso, que le permitía atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas.
Cuenta una leyenda falsa que en su casa en el barrio de Machado, municipio de El Rosario (Tenerife), escondía un gran tesoro. Esa vivienda, conocida popularmente como Casa de Machado o Casa del Pirata, fue declarada Bien de Interés Cultural pero en la actualidad está prácticamente destrozada después de las frecuentes incursiones de curiosos que ansían encontrar ese tesoro que no existe.
Una pareja de aparejadores jubilados, Ángel Peñalosa y Beatriz García, han emprendido una iniciativa para pedir a las administraciones públicas y al dueño de la casa que tomen medidas contra la destrucción de la Casa del Pirata. "Es una pena cómo está la casa y en este lugar tan maravilloso que está. Las redes sociales han hecho mucho, su destrucción no solo se debe al paso del tiempo. Esto de que se cuente que Amaro Pargo tenía ahí escondido el tesoro es mentira. Amaro Pargo compró esa casa tres años antes de morir porque estaba cerca del Camino de Candelaria. Se decía que había un tesoro escondido y no hay nada más erróneo. El mayor tesoro es la propia casa, que es lo que queremos proteger", cuenta Peñalosa en Hoy por Hoy Tenerife.
Este aparejador recuerda cómo una vez, dando una entrevista a otro medio desde la casa, había allí una pareja de jóvenes con una mochila, con una pala y un detector de metales. "Hay que terminar con ese expolio y dejar de identificarle como un pirata que guardaba tesoros". Destaca además que Amaro Pargo "era una persona ejemplar" que ayudaba mucho a la gente que no tenía medios, especialmente a los niños: "Repartió su, dinero y su oro a hacer buenos actos".
Beatriz García apunta además que esa casa no es lo único que está declarado Bien de Interés Cultural en esa zona: "En muy poca superficie está también en la Ermita de Nuestra Señora del Rosario y justo entre la ermita y la Casa de Machado, pasa el Camino Viejo de Candelaria, que también se declaró Bien de Interés Cultural. Y entonces, en ese poco espacio, hay tres puntos de interés histórico cultural con mucho peso. Yo creo que ya solo eso es motivo suficiente para ponernos manos a la obra y que esto se proteja. Y también que tenga otra utilidad, que es lo que pretendemos, no solo protegerlo con una valla y que ya no entre nadie. Vamos a darle un poco de vida y un poco de utilidad a ese espacio. Para que los ciudadanos tengamos la oportunidad de acercarnos por ahí y disfrutarla en un estado recuperado y protegido".
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El padre de Ángel Peñalosa le llevaba en los años 70 a ver la casa y todavía estaba en buenas condiciones: "En el año 77, todavía vivía allí una persona con 99 años que decía que era descendiente de Amaro Pargo, decía que era el pirata porque todos lo conocían como el pirata. Y nada más lejos de la realidad. No era un pirata era un corsario con patente de corso por Felipe V que le dejaba capturar a todos los barcos que estaban en contra de la Corona. A partir de ahí se generó esa idea del famoso tesoro".
A pesar de que no era pirata en su lápida — en la iglesia tinerfeña de Santo Domingo de Guzmán— hay una calavera que guiña un ojo. Em 2013 se procedió a la exhumación de sus restos y hubo sorpresa: además de los huesos de algunos de sus familiares y se encontraron también los de Cristóbal Linche, su esclavo africano, una de sus personas más cercanas.
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