"No al cierre de Casa Esperanza": el lema bajo el que se concentran cientos de manifestantes en la capital grancanaria
La marcha ha sido protagonizada por trabajadores de Cáritas, exresidentes, familiares, vecinos de Agaete y representantes políticos para evitar el cierre de este recurso público único para el alcoholismo en Canarias
Las Palmas de Gran Canaria
La Casa Esperanza no se toca, ese es el objetivo de los manifestantes que se han concentrado este sábado en Las Palmas de Gran Canaria para reivindicar que no se cierre esta comunidad terapéutica pública y gratuita para el tratamiento del alcoholismo único en Canarias, después de treinta y tres años de actividad, dejando a más de 200 personas que son atendidas, entre personas con problemas de adicción, familiares y ex residentes, la reducción del proceso terapéutico de las veinticuatro personas que actualmente se encuentran en la Comunidad, la privación de la oportunidad de acceder a las más de veinte personas que se encuentran en lista de espera, y al despido de once trabajadores.
Los exresidentes que han estado presentes en el acto, han comentado a la Cadena SER que sienten una profunda tristeza por esta situación y algunos de ellos explicaban que la “Casa Esperanza me ha salvado a mí y a mi familia” y que “es vital para que una persona pueda desarrollarse y recuperarse, de lo contrario, está sumida en su un bucle de periodos que no terminan de acabar”, nos decía un usuario del centro. Por otro lado, añadían que “ha sido un alivio físico y psicológico. Un centro que lleva mucho tiempo ayudando a las personas y es una pena y una lástima. Es como si perdiera a un familiar”.
"La comunidad terapéutica es indispensable"
Trabajadores de Cáritas se han acercado a nuestros micrófonos para comentarnos la importancia de contar con una comunidad terapéutica, que ha atendido a más de 1.500 personas durante estos años, y que el “proyecto funciona y está demostrada su eficacia, a pesar de que intenten su cierre”. Juanma Betancort, presidente del Comité de Empresa de Cáritas, afirma que “estamos muy agradecidos por el apoyo recibido por parte de la gente”, pero insiste en que la posible salvación de la Casa para porque “queremos que esas intenciones políticas se traduzcan en hechos y, sobre todo, llamamos a todas las administraciones públicas y también, cómo no, al equipo directivo de Cáritas, que está apostando ahora mismo por otro modelo de proyecto, que se pueden combinar ambos recursos y los trabajadores de Casa Esperanza queremos que se sienten y dialoguen para continuar el proyecto”.
“No somos una fábrica, trabajamos con personas y este servicio es indispensable para la sociedad canaria, llevamos 33 años funcionando y prestando esta atención a todas las personas con problemas de consumo de alcohol. Por ello, creemos que el servicio merece un respeto y una consideración por parte de las administraciones de cara a garantizar un recurso público y gratuito que atienda a estas personas, sentencia Betancort.
Por su parte, Menchu del Rosario, exalcaldesa de Agaete, considera que “estamos intentando seguir luchando, a ver si entre todos somos capaces de que este proyecto, que empezó a hacer 33 años, y que tanto bien ha hecho a muchos residentes Gran Canaria y de otras islas, podamos seguir manteniéndolo, no solamente los puestos de trabajo, sino el proyecto, en la Villa de Agaete.