La anécdota del encuentro entre dos genios de la literatura: Vargas Llosa y José Saramago en Lanzarote

Arrecife

Hoy es un día de tremenda soledad para las lectoras como Pilar del Río, viuda de Saramago y autora de "La intuición de una isla", un mosaico de momentos vividos, emociones compartidas y libros escritos por José Saramago en Lanzarote. La periodista y presidenta de la Fundación José Saramago guarda en su memoria como oro en paño la visita de Mario Vargas Llosa a la isla de los volcanes. Fue uno de los míticos encuentros en 'A Casa', el refugio de Saramago y Pilar en Canarias. "Es difícil de explicar cómo la muerte de un escritor puede provocar tanta soledad en una lectora", reconoce esta mañana Pilar. "Somos muchos lectores en todo el mundo los que estamos sintiendo el desgarro de la muerte de un hombre principal", añade. "Un escritor excepcional que nos ha dado libros maravillosos. Es un día triste, es un día aciago, un día de mirar para adentro", concluye.

Vargas Llosa y Saramago no eran adversarios

José Saramago y Vargas Llosa estaban en las antípodas ideológicas. Aunque no compartían muchas cosas, otras muchas las vivían como luchas compartidas. "José Saramago y Vargas Llosa fueron grandes cómplices en la lucha palestina, por ejemplo, la defensa de los palestinos y la solución de los dos estados", recuerda Pilar. El periodista Juan Cruz fue quien medió para hacer posible el encuentro entre los dos premios Nobel en los últimos meses de vida de Saramago. "Ya estaba muy afectado, se sabía que sería la última vez. Fue una conversación larga y profunda entre ambos. El resto de comensales estábamos en silencio, perplejos", rememora la presidenta de la Fundación José Saramago.

El respeto entre ambos era total, aunque no compartieran algunas ideas políticas. "Entre ambos había admiración y cariño. Vargas Llosa vino a despedirse de José Saramago. Fue un encuentro en la biblioteca y después una cena, horas y horas de conversación", rememora Pilar. De hecho, años antes de aquello, Saramago y Pilar pelearon para que Mario Vargas Llosa recibiera su más que merecido Premio Nobel. Al término de aquella cena, los camareros que atendían a los escritores les pidieron una fotografía. La instantánea acabó colgada del restaurante de ambos. "Los premios Nobel se querían sacar una foto con nosotros", contaban muy ufanos a sus clientes.

Canarias, fuente de inspiración para ambos

Saramago llegó a la isla de los volcanes a principios de los noventa, tras el acto de censura del gobierno portugués sobre su Evangelio Según Jesucristo. Entre las razones de su llegada también está el silencio que inunda Lanzarote o por el paisaje árido que permite no distraerse. O porque de alguna manera todos somos islas. O porque desde Lanzarote se escuchan mejor los gritos de África y de América Latina. "Lanzarote apareció en el momento en que yo más necesitaba un lugar así", llegó a escribir en sus Cuadernos el autor de La Caverna, el Ensayo sobre la Ceguera o el Viaje del Elefante.

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