Sobre la operación ‘Sombra negra’

La reciente detención de Mohamed Derbah, ya en libertad provisional tras pagar cien mil euros de fianza, ha sido presentada como si Canarias hubiera atrapado a su gran capo del narcotráfico. Pero mientras los medios se entusiasman con esa historia, el verdadero problema pasa desapercibido: la implantación estructural del narcotráfico internacional en nuestras costas. La operación policial ‘Sombra Negra’ ha desvelado cómo los cárteles sudamericanos están usando Canarias como plataforma de entrada de cocaína hacia Europa. Más de 4.000 kilos intervenidos, 500 agentes desplegados, cooperación internacional y una logística que va desde barcos nodriza en altamar hasta narcolanchas, garrafas flotantes, comunicaciones encriptadas y redes de distribución. Todo eso, aquí. En nuestras islas. La magnitud del fenómeno ha obligado a actuar con contundencia. En la operación participaron agentes de la Policía Nacional, con apoyo de Europol, la DEA estadounidense, la NCA británica y hasta las autoridades de Francia, Polonia, Portugal, Colombia y Cabo Verde. El mensaje no puede ser más obvio: Canarias es ya un punto caliente del narcotráfico internacional.

Lo más preocupante no es la droga que se ha incautado. Es la certeza de que los cárteles ya están operando con recursos fijos en Lanzarote, que Canarias puede convertirse en el nuevo Estrecho, y que enfrentarse a la amenaza requiere algo más que titulares llamativos. Hace falta estrategia, inteligencia, cooperación y una respuesta firme y sostenida. Si Canarias no quiere acabar como otros territorios arrasados por el narcotráfico, necesita reaccionar y hacerlo ya. No con narraciones, sino con medidas. Con vigilancia constante. Con una presencia fuerte del Estado. Y con una sociedad que mire de frente al problema, sin distraerse con caricaturas.