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La familia que desenterró a su padre con las manos y un franquista arrepentido

El primer procedimiento judicial para exhumar restos humanos de la Guerra Civil en España ocurrió en la isla canaria de La Palma en 1994, trece años antes de la Ley de Memoria Histórica

Especial memoria histórica: los sonidos inéditos de la fosa con María Victoria Hernández

Especial memoria histórica: los sonidos inéditos de la fosa con María Victoria Hernández

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Santa Cruz de La Palma

El dictador inició su golpe de estado en Canarias a bordo del Dragón Rapide. En consecuencia, el Archipiélago fue el primer territorio de España en caer en las fauces del bando nacional. Sin embargo, hay una excepción: La Palma, que se mantuvo fiel a la República durante una semana. Aquel episodio, poco conocido fuera de la isla, es denominado por los historiadores como la Semana Roja. Francisco Rodríguez Betancort, último alcalde de la República en Los Llanos de Aridane, fue uno de los que se echó al monte en 1936 para preservar la legitimidad republicana. Los llamados “Alzados de La Palma” resistieron estoicamente durante siete días en los pinares impracticables de la isla bonita.

La fortaleza de aquellos hombres, echados al monte en una pequeña isla, -en un Archipiélago minúsculo y alejado de España-, constituía una verdadera humillación para el bando nacional. En represalia, los alzados fueron apresados y asesinados con una violencia implacable en Fuencaliente, al sur de La Palma. A bordo del camión que les condujo hasta el lugar del fusilamiento iba un joven falangista que décadas más tarde, en su lecho de muerte, reveló arrepentido el lugar exacto de la ejecución. Esto permitió a sus familiares dar con la pista definitiva para encontrar la fosa, medio siglo después del asesinato.

En la fosa se hallaron cinco cuerpos: esta imagen nunca se ha publicado (cedida archivo familiar)

En la fosa se hallaron cinco cuerpos: esta imagen nunca se ha publicado (cedida archivo familiar) / Cadena SER

En la fosa se hallaron cinco cuerpos: esta imagen nunca se ha publicado (cedida archivo familiar)

En la fosa se hallaron cinco cuerpos: esta imagen nunca se ha publicado (cedida archivo familiar) / Cadena SER

El secreto revelado en el lecho de muerte: la pista clave

El conductor de aquel camión, un ejecutor de Rodríguez Betancort y de sus compañeros, pidió a un amigo cercano a la familia que revelara el lugar de la fosa tras su muerte, pero nunca antes. "Cuando murió el ejecutor, el testigo, Pancho Sánchez, cumplió la promesa y le contó a los hijos de Francisco Rodríguez Betancort la ubicación de la fosa", explica María Victoria Hernández, directora jurídica, abogada de los procedimientos de exhumación de los llamados desaparecidos durante la Guerra Civil en La Palma, y una pieza clave de la memoria histórica en nuestro país. ”Los hijos de Francisco Rodríguez Betancort, último alcalde republicano de Los Llanos de Aridane, me citaron en mi despacho de abogada para contarme el secreto. Comparecimos ante el Juzgado y allí se abrió un expediente para averiguar quienes eran los propietarios del terreno donde supuestamente estaba la fosa", prosigue Hernández.

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No obstante, los trámites del Juzgado eran muy lentos. Los hijos del alcalde fusilado no pudieron resistir y se echaron al monte a buscar a su padre en un acto de desobediencia lleno de amor. Lo hicieron armados con rudimentarios útiles del campo, a la manera de Miguel Hernández: desenterrando la tierra parte a parte hasta encontrarle. "Los fines de semana iban a excavar al Pino del Consuelo, en Fuencaliente, hasta que un día dieron con ellos. Me llamaron un lunes y me dijeron: los hemos encontrado”, rememora María Victoria Hernández. "Los encontraron un sábado y me llamaron el lunes, ¿ustedes están locos? Les pregunté, ¿por qué no me buscaron el sábado?". Gracias a la tenacidad de aquellos hijos, a María Victoria Hernández y a una jueza adelantada a su tiempo, la Guardia Civil pudo verificar el hallazgo de la fosa en unas pocas horas.

Una fosa poco común: la primera exhumación judicial de España

El hallazgo de la fosa se produjo trece años antes de la Ley de Memoria Histórica. No existía legislación específica, ni pruebas de ADN aplicables a al caso. Los familiares no tuvieron apoyo institucional ni medios técnicos avanzados. El movimiento memorialista ni siquiera había empezado en nuestro país. Fueron los hijos de Francisco Rodríguez Betancort quienes desenterraron al padre con sus propias manos. Emprendieron una búsqueda agónica que duró meses, armados con útiles de labranza y una determinación inquebrantable. "No había ni teléfonos móviles, ni nada. La Guardia Civil bajó del Pino del Consuelo al pueblo para llamar al Juzgado y verificar el hallazgo. Más tarde, la Jueza, el secretario y el agente judicial subieron la loma y levantaron aquellos cadáveres", rememora Hernández. María Victoria fue testigo de cómo uno de los hijos se abrazó al cráneo arrancado de la tierra, y gritó emocionado: ¡Este es papá! Es papá!

Francisco Rodríguez Betancort junto a Juan Rodríguez, su hijo mayor (cesión del archivo familiar)

Francisco Rodríguez Betancort junto a Juan Rodríguez, su hijo mayor (cesión del archivo familiar) / Cadena SER

Francisco Rodríguez Betancort junto a Juan Rodríguez, su hijo mayor (cesión del archivo familiar)

Francisco Rodríguez Betancort junto a Juan Rodríguez, su hijo mayor (cesión del archivo familiar) / Cadena SER

Francisco Javier Rodríguez fue uno de los que estuvo excavando en aquella fosa. “Tío Sifro (uno de los hijos de Rodríguez Betancort que participaron en la excavación) en paz descanse, dijo: aquí hay algo, no me suena a madera ni a corcho”, rememora. “Yo estaba un poco más avanzado que él, retrocedí, me apoyé dónde estábamos cavando sobre el metro de profundidad… vi aquello, y tampoco me llamó mucho la atención", añade.

"Escarbamos un poquito con el dedo y era una rótula, la rodilla. Al abrir un poco más, nos dimos cuenta. Fuimos parejos hacia arriba para ir abriéndolo todo hasta que quedó un semicírculo. Allí estaban los restos”, recuerda emocionado. “Cuando ya estaban un poco más descubiertos, dije: abuelo es este. Este es abuelo. Este es mi abuelo… se me venía a la mente tío Aquiles. Eran idénticos, idénticos. Vi a mi tío Aquiles. Eran idénticos”, recuerda.

La búsqueda se hizo con útiles rudimentarios: una espuerta, un samuro, una cuchara y una guataca (cedida del archivo familiar)

La búsqueda se hizo con útiles rudimentarios: una espuerta, un samuro, una cuchara y una guataca (cedida del archivo familiar) / Cadena SER

La búsqueda se hizo con útiles rudimentarios: una espuerta, un samuro, una cuchara y una guataca (cedida del archivo familiar)

La búsqueda se hizo con útiles rudimentarios: una espuerta, un samuro, una cuchara y una guataca (cedida del archivo familiar) / Cadena SER

El levantamiento de los cadáveres por parte de la Jueza fue de una enorme relevancia. "Es el primer procedimiento judicial en una fosa común en España porque es la primera vez que la Administración de Justicia se hace cargo de una fosa del Franquismo. La Ley de Memoria Histórica es de 2007, y estamos en 1994”, explica la jurista. Se llevó a cabo un reportaje fotográfico exhaustivo, se recogieron los restos y se enviaron al Instituto Anatómico Forense de Madrid. “Se hicieron unas identificaciones que hoy están en revisión, porque entonces no existían pruebas de ADN, y un año más tarde, se confirmaron las identidades", explica Hernández, cotejando para ello los cráneos con las fotografías de Rodríguez Betancort y sus compañeros.

La reacción de la Iglesia en 1994: impedir el entierro digno a un republicano

La última batalla de Rodríguez Betancort fue contra un cura terco y sombrío que le negó la sepultura cristiana por republicano, Marino Sicilia. Lo hizo alegando que era ‘improcedente’ que la Iglesia se ocupara de los restos de un fallecido tantos años atrás. Aquella decisión de la Iglesia, en pleno año 1994, provocó una contestación social desconocida hasta la fecha. Como respuesta a la inexplicable decisión del cura, el ayuntamiento de Los Llanos de Aridane convocó un funeral solemne, con honores de alcalde, y decenas de vecinos se organizaron para criticar con dureza la decisión de aquel sacerdote en los micrófonos de la Cadena SER. Se llegaron a imprimir pasquines contra el nostálgico predicador.

En el centro de la imagen, Tina y Maruca, dos hijas del ex alcalde asesinado (cesión del archivo familiar)

En el centro de la imagen, Tina y Maruca, dos hijas del ex alcalde asesinado (cesión del archivo familiar) / Cadena SER

En el centro de la imagen, Tina y Maruca, dos hijas del ex alcalde asesinado (cesión del archivo familiar)

En el centro de la imagen, Tina y Maruca, dos hijas del ex alcalde asesinado (cesión del archivo familiar) / Cadena SER

El sufrimiento de la familia resulta difícil de imaginar. Francisco Rodríguez Betancort dejó tras de sí a su esposa Consuelo, pero también a sus siete hijos: Juan, de nueve años; Maruca, de ocho; Paquito, de siete; y los menores, Aquiles, Sifrido y Tina (Celestina, nombre heredado de la abuela paterna). Especial mención merece el papel de aquellas mujeres, tanto de Consuelo, -cuyo marido figuró como desaparecido durante décadas, sus captores no dejaron rastro documental de la barbarie-, como de Maruca y de Tina, que batallaron para sobrevivir en una época en la que ser mujer era doblemente difícil.

Los sonidos rescatados de un viejo casete: la cobertura de la Cadena SER

El papel de la radio fue determinante. La voluntad de su familia dar un entierro cristiano a Rodríguez Betancort. Los hijos estaban bautizados. “Si papá hubiera sido contrario a las ideas cristianas, no nos habría hecho ir a misa cada domingo”, argumentaba Juan Rodríguez, el hijo mayor de la familia, durante una de las muchas entrevistas que se emitieron entonces en la Cadena SER. “Jesucristo lo dejaría pasar por la Iglesia”, dijo una de las decenas de oyentes que llamaron al Hoy por Hoy local, entonces conducido por Carmen Ramos y Magaly Cáceres.

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“Nosotros lo que queremos es que nos den un certificado que explique el motivo por el que no dejan pasara a mi abuelo por la Iglesia", dijo Ana Olga, otra de las familiares que llamaron a la radio. "Si es por motivos personales, religiosos o políticos: yo creo que la política tiene mucho que ver en esto”, añadió en una emocionante y sincera intervención radiofónica. Finalmente, la comitiva del funeral multitudinario llegó a la Plaza de España donde cientos de personas esperaban a su alcalde. Entonces el cura dio su brazo a torcer y los restos del último alcalde republicano tuvieron finalmente la bendición cristiana, como deseaban sus hijos.

La periodista de los informativos de la SER, Magaly Cáceres, fue casi expulsada de la Iglesia durante la homilía. "Estaba iniciándome en la profesión y me tocó ocuparme de un tema que tenía interés en toda España. Fue la primera vez que intervine en la Cadena SER a nivel nacional", recuerda. "Me quitó muchas horas de sueño, no solo por ver cómo sufrían aquellos familiares, sino por la presión que recibí por parte de la Iglesia. Durante la homilía, el párroco se refirió a mi como la periodista que había estado siguiendo el caso y dando bombo al asunto. Toda la Iglesia se volvió hacia a mi", rememora Cáceres. Hoy, cincuenta años después de la muerte del sátrapa, que nadie olvide lo que verdaderamente pasó.

Javi Rodríguez

Javi Rodríguez

(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena SER en Canarias desde el año 2009, apasionado de los...

 

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