Un pueblo de Cuenca abre sus cuevas del vino para recaudar fondos y arreglar su iglesia

Cuenca

Más de 300 personas participaron el sábado 18 de junio en la VII Jornada de Cuevas Abiertas de Mazarulleque, uno de los núcleos de población del municipio conquense de Valle de Altomira. Los vecinos propietarios de cuevas-bodega abrieron las instalaciones y ofrecieron gratuitamente sus vinos acompañados de aperitivos para la degustación de todos los participantes que habían pagado una entrada de quince euros destinados a sufragar la restauración de la iglesia del pueblo. Lo contamos en el siguiente reportaje que hemos emitido en Hoy por Hoy Cuenca.

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Un pueblo de Cuenca abre sus cuevas del vino para recaudar fondos y arreglar su iglesia

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Una iglesia desacralizada

En lo alto del cerro de la Muela de Mazarulleque, donde se conservan restos de un castillo, se levanta majestuosa la iglesia de San Martín construida en el siglo XVI. El edificio es propiedad del Obispado de Cuenca pero está desacralizado, las misas se celebran en otro local de la parte baja del pueblo. Ahora, el municipio ha llegado a un acuerdo con la diócesis que ha cedido el viejo templo por cincuenta años a los vecinos para su uso como centro cultural. Pero hay que arreglarlo. “Ahora estamos centrados básicamente en el tejado”, explica África Aparicio, alcaldesa pedánea de Mazarulleque. “Necesitamos teja árabe. Es una obra muy costosa. Tenemos que terminar el tejado y arreglar tres fachadas de la iglesia que aún quedan. De momento contamos con la donación de unas personas altruistas que nos han regalado diez mil tejas. La gente se implica muchísimo y estamos muy agradecidos con todas las ayudas”.

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Las primeras intervenciones se han cubierto gracias a las subvenciones del plan de desmantelamiento de la central nuclear de Zorita, en Guadalajara, al ser Valle de Altomira uno de los municipios de la zona de influencia.

“Se trata de que el dinero que ya no va a llegar desde que cerraron la central sí llegue a estos pueblos por otros medios como puede ser el turismo, por lo que se están creando espacios culturales o rehabilitando monumentos como es el caso De la Iglesia de Mazarulleque. Gracias a esos fondos la hemos pintado y este verano podremos hacer ya en su interior distintas actividades culturales”, explica Aparicio. De momento, este sábado 25 de junio está anunciada la actuación de la Coral de San Sebastián de los Reyes a las siete de la tarde (10€) en la iglesia desacralizara de San Martín.

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Las cuevas del vino

Mazarulleque, como todos los pueblos de la Alcarria de Cuenca y algunos del Campichuelo, conserva las cuevas del vino, antiguas construcciones subterráneas creadas en los cerros de roca arenisca que rodean los cascos urbanos. Según nos explica el arqueólogo conquense Miguel Ángel Valero, “las cuevas son de origen andalusí”. Los árabes las usaban como vivienda hasta que, tras la conquista cristiana de estos territorios peninsulares, empezaron a usarse como bodegas. “Los primeros datos históricos escritos que atestiguan que estos lugares se usaban como lagar y para la conservación del vino aparecen en la Alta Edad Media”, apunta. Incluso, siglos antes, en tiempos de los visigodos, los eremitas se retiraban a su vida contemplativa en estas cuevas como podemos comprobar un poco más abajo de este valle de Altomira, en el entorno del yacimiento íbero de La Cava de Garcinarro.

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La cultura del vino

En la actualidad, las cuevas de Mazarulleque se usan como recreo. En algunas aún se elabora vino como en la cueva de La Callejuela donde encontramos a Goyo Pastor y Eloísa Ortiz. Este matrimonio participa en la VII Jornada de Cuevas Abiertas. “He preparado magro con tomate y callos además de queso y jamón”, nos dice ella. “Yo no tengo viñas”, dice él, “compro la uva en Tarancón o en Sacedón y hago mi vino aquí”.

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Igual ocurre en la cueva de Óscar a la que llegamos un poco más adelante del recorrido. Antes hemos pasado por la que se conoce como La Ballena donde Mari Ángeles nos explica que “se llama así porque, tras la amplitud de la entrada, la cueva se divide en dos túneles más pequeños que parecen la garganta de una ballena”.