Un paseo por la historia y las ruinas de Valdecabrillas, pueblo abandonado de Cuenca

Cuenca

Siguiendo el camino asfaltado que va desde la autovía A-40, o desde la carretera N-400, hacia Villar del Maestre, bajo pinares que se alterna con tierras de labor, por un monte en el que casi seguro veremos algún ciervo o algún corzo, pasados unos kilómetros llegaremos a Valdecabrillas, hoy pedanía del municipio de Fuentenava de Jábaga.

Es uno más de los pueblos abandonados de Cuenca, como Moya, Villalbilla, Carrascosilla, Valtablado de Beteta o algunas pedanías de Salvacañete, en una provincia en la que cada vez somos menos.

A pesar de que está deshabitado, sí encontramos al pie del camino un par de casas arregladas como segundas residencias y alguna nave agrícola junto a aperos de labranza dispuestos a ser enganchados al tractor para labrar o sembrar cereal.

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El pueblecito, que no debió de ser muy grande, se asentaba en un pequeño promontorio rocoso hasta el punto que vemos como las casas, las paredes de antiguas viviendas y corrales se adecuaban al terreno y se construían sobre las piedras de gran tamaño que asoman de poco en poco en este paseo entre las ruinas.

Pocos edificios quedan en pie hoy en día en Valdecabrillas. Más allá de las casas arregladas a pie del camino hacia Villar del Maestre, solo la iglesia conserva toda su estructura aunque la cubierta es ahora de chapas de calamina. La vegetación crece entre las piedras y se apodera de lo que fueron calles y corrales.

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Siglo XIII

“Su origen está en una aldea de repoblación creada a principios del siglo XIII”, según nos ha contado en Hoy por Hoy Cuenca Miguel Romero, autor del libro Fuentenava de Jábaga, a golpe de historia, promovido por este Ayuntamiento y publicado este 2022 por la Diputación de Cuenca con motivo del 50 aniversario de este municipio.

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Siglo XVI

“En el censo de Castilla de 1591 aparece Valdecabrillas con una población de nueve vecinos [por vecinos se refería entonces a núcleos familiares, no habitantes individuales] y se cita que eran todos pecheros, es decir, que todos pagaban el censo correspondiente”, apunta Romero. “Dependía del alfoz de Cuenca que alargaba muchísimo sus brazos y que permitió, con la creación del obispado conquense, estructurarlo en sexmos, la división con la que controlaban los censos de cada lugar”.

Siglos XVII y XVIII

“En 1654 se cita a Valdecabrillas como un despoblado. En el censo del Marqués de la Ensenada, a mediados del siglo XVIII, se hace referencia a que el mayor hacendado es el Conde de la Oliva, que no es que viviera allí si no que tenía la mayor parte de los terrenos cultivables, se dice también que cuenta con cinco vecinos como arrendatarios de esos terrenos, que son pecheros, que hay cuatro viudas y que no hay eclesiásticos”, explica Romero que apunta que “desde que el momento que la iglesia parroquial ya no está activa, aparece como despoblado”.

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Siglo XIX

En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz se cita que hacia 1849 Valdecabrillas tenía 64 habitantes, que su terreno es de mala calidad, y en su mayor parte peñascales, á escepcion de la vega, la cual riega un pequeño arroyo que suele secarse en verano; al ES. hay un poco de monte poblado de roble. Los caminos son locales y en mal estado. produce: trigo, cebada, centeno, algunas legumbres y hortalizas y poca miel; se cria ganado lanar, y caza de liebres, perdices y conejos.

Siglo XX

En lo que debió ser una de las placetas de Valdecabrillas, hoy abandonada y cubierta de maleza, se mantiene aún en pie una fuente con pilón en la que podemos leer la siguiente inscripción: Construida por Domingo García 1934 siendo alcalde Miguel Serrano.

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“En el censo de 1940 la población de este lugar es de 76 personas, integradas en Navalón, de donde es aldea, en 1990 pertenece a Villar de Domingo García, y en la actualidad, ya despoblado, a la finca privada de Fuenterruz dentro del término municipal de Fuentenava de Jábaga”, según los datos recogidos por Miguel Romero que añade que “queda la historia de lo que fue, pero hoy es un lugar abandonado, con una iglesia en deterioro con una portada de arco de medio punto con dovelas que ya ni siquiera aparece en el más reciente catálogo monumental de la Diócesis de Cuenca”.