Matar el judas: tradiciones a tiros de escopeta en un pueblo de Cuenca
El Domingo de Resurrección se mantienen costumbres en las localidades conquenses como el manteo o quema de peleles, un ritual antiguo de primavera
La tradición de matar al judas a tiros en Portilla (Cuenca)
Cuenca
Las civilizaciones mediterráneas celebran el equinoccio de primavera quemando lo viejo. Es un ritual para deshacerse de lo que no vale para dar paso a lo nuevo. En Valencia las Fallas, fiesta popular y conocida internacionalmente. En los pueblos de Cuenca queman al judas, un pelele de hecho con ropas viejas y relleno de paja que simboliza al apóstol traidor en el relato de la Pasión de Cristo que cuentan los Evangelios.
Sin duda el Cristianismo adoptó esa vieja costumbre de purificar con el fuego para la gran fiesta de la Resurrección. Lo viejo deja paso a lo nuevo, el invierno sucumbe ante la primavera, la oscuridad queda eclipsada por la luz.
Caída del judas en Albalate de las Nogueras (Cuenca) el 9 de abril de 2023
Quemar, mantear o matar el judas
Esos judas o peleles se queman, se apalean, se mantean o se matan a tiros en la mañana del domingo de Pascua. Aunque la fiesta es la misma, cada pueblo tiene sus particularidades. En muchos de ellos los cuelgan en árboles o en cuerdas que atraviesan las calles; en otros los colocan en la punta de un tronco de chopo o de pino, grandes vigas de madera que superan los veinte metros y que se levantan al cielo, perpendiculares, clavadas derechas en las plazas tras el esfuerzo de la comunidad, de todo un pueblo.
Generalmente esta tarea recaía en los quintos, los chavales de 18 años, lo que suponía también para ellos un rito de iniciación, de paso a la edad adulta, de demostrar a la tribu que ya podían contar con ellos. ¿Acaso esos grandes troncos que se erigen en las plazas no son símbolos fálicos?
Cada vez somos menos
Hoy en día ya no son necesarios los ritos de iniciación, ni se sortean quintas porque no hay servicio militar obligatorio. Y casi no hay ni quintos porque los pueblos de Cuenca han perdido mucha población en los últimos setenta años. Tan pocos quedan que las tareas de hacer el judas se reparten ahora entre chicos y chicas de 18 años (buen síntoma este de la integración de la mujer en todos los aspectos sociales). Y eso en los pueblos en los hay jóvenes. En otros quedan ya estas tradiciones para todos los vecinos. Aunque son muchos ya las localidades que dejaron perder esa fiesta del judas.
Portilla
Donde sí se junta todo el pueblo para poner el judas es en Portilla, pueblo de la Serranía de Cuenca, con yacimiento de huesos de dinosaurio, de 56 habitantes censados (Padrón de 2023), “unos veinte vivimos en realidad durante todo el año”, nos ha contado su alcalde Joaquín Escolano en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca, “aunque ahora en semana a lo mejor nos juntamos doscientos”. La tarde del Sábado Santo se junta una cuadrilla de vecinos “y vamos al monte a cortar un pino”, relata el alcalde que es uno de los integrantes del grupo. “Se decide en ese momento cuál se corta. Unos dicen este; otros aquel, pero nos ponemos de acuerdo. También se cortan ramas de chaparra para la hoguera”.
El ritual
El fuego presente en todo momento en el ritual. Y por el frío, que no acostumbran las noches de principios de primavera a ser muy calurosas por estos pueblos de la Serranía de Cuenca. Llevado el tronco de pino a la plaza del pueblo, encendida la fogata, toca ya poner el judas. El pelele se ata a la punta del tronco ya desramado y se eleva el pino “con la ayuda mecánica de un cable traster hasta que queda vertical”.
En la localidad cercana de Albalate de las Nogueras, en la Alcarria conquense, el rito es similar, aunque en este pueblo el tronco es de chopo y se eleva de forma manual con el esfuerzo de los jóvenes del pueblo y de tijeretas hechas con troncos más cortos de olmo con las que se ayudan para ir ganando grados en el proceso de elevado al que contribuyen otros jóvenes estirando de gruesas sogas.
A tiros con el judas
Puesto el judas, clavado el pino, toca terminar el rito. Quemarlo, mantearlo o matarlo a tiros, como harán en Portilla. “Aquí es costumbre que los cazadores con licencia de armas saquen sus escopetas y empiecen a tirarle tiros al judas hasta que lo hacen caer de la punta del pino”, relata el alcalde. “Eso sí, tomamos las medidas de seguridad oportunas con una zona perimetrada para que no pase nadie. Ahí entran tres o cuatro personas que le disparan. Siempre con mucha seguridad. El Ayuntamiento contrata un seguro. Hacen falta muchos tiros para derribar el judas. A lo mejor gastan dos cajas de cartuchos cada uno de los cuatro o cinco cazadores”. Al final el judas cae y se quema.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...