La ablación sigue siendo una práctica habitual en comunidades africanas: "Buscan asegurar la sumisión de la mujer"

Tomelloso

La Fundación Kirira, de Tomelloso, sigue con su lucha por acabar con la mutilación genital femenina. Acaban de regresar de Kenia (África), donde han estado un mes llevando a cabo su última acción: concienciar 'in situ' sobre los grandes riesgos de esta práctica tan traumática.

Con la ablación, no solamente someten a la mujer a la retirada de parte de sus genitales, anulando cualquier posibilidad de sentir placer; si no que esta mutilación puede llevar complicaciones médicas como la entrada de bacterias o desangramiento. "Muchas veces, lo hace una mujer con una cuchilla que ha usado con otras 40 niñas", ha dicho en la SER María Boente, coordinadora de Kirira, que lo ha presenciado de primera mano.

La extirpación del clítoris por razones no médicas es la más habitual dentro de la mutilación genital, pero hay varias más. "Simboliza el paso de la niña a la mujer", explica. Consecuencias no solamente a corto plazo, con las infecciones y complicaciones médicas; si no que, a largo plazo, puede ocasionar dolores crónicos y complicaciones en la menstruación.

En el lado positivo, parece que varias comunidades del centro de África comienzan a desprenderse de esta práctica tan salvaje, si bien todavía existen otras formas de violencia hacia la mujer. "Sufren un cosido parcial de la vulva, para comprometer una fidelidad total al hombre", cuenta Boente. Los varones también se exponen a mutilaciones parciales como la circuncisión, pero las consecuencias sanitarias que conlleva son notablemente menores.

Como solución: Kirira ayuda con becas para que las chicas jóvenes comiencen a estudiar o incluso alojamientos para que puedan huir de su comunidad, si se ven en peligro. Un mes de convivencia donde Kirira en Kenia también se ha traído de regreso a Tomelloso historias personales, y amistades que ya son para siempre.