Los batanes, uno de los ingenios de la arquitectura preindustrial
Esther Almarcha e Isidro Sánchez hablan en el espacio de Hoy por Hoy Ciudad Real de este tipo de arquitectura a partir de la imagen de un batán situado en las Lagunas de Ruidera en 1905
Postales Manchegas | Los batanes, uno de los ingenios de la arquitectura preindustrial
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Ciudad Real
Históricamente el humano ha visto la posibilidad de usar el agua como fuerza motriz. Un ejemplo de ello se refleja en la imagen que ha centrado esta semana Postales Manchegas, la de un batán situado en las Lagunas de Ruidera en 1905.
"Un mundo, el de los molinos, complejo con muchas variantes que se podrían agrupar en tres grandes categorías. Los molinos de sangre -llamados así al moverse con tracción animal e incluso con personas-, los molinos de marea -aquellos que utilizan la energía de las mareas- o los molinos de agua, más corrientes en la provincia de Ciudad Real. Peralvillo, Picón, Corral y Carrión de Calatrava, Daimiel, Membrilla o las Lagunas de Ruidera son lugares en los que quedan restos de esta arquitectura que era usada para moler, encurtir pieles o para hacer papel", explica el historiador Isidro Sánchez.
"Hay mucha riqueza vinculada al agua en la provincia que no conocemos", como señala Esther Almarcha directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha que sobre los batanes cuenta que era una maquinaria usada para transformar las telas hechas con lana en tejidos más tupidos y resistentes. "Funcionaban moviendo una rueda hidráulica que activaba unos mazos que golpeaban las telas hasta que las desengrasaban y compactaban en lo que se considera que fue un ingenio de la arquitectura preindustrial".
Unos batanes que protagonizaron, además, uno de los capítulos del Quijote, que recordaba Almarcha.
'Postales de inundaciones históricas'
El programa de esta semana llega una semana después de las inundaciones provocadas por la DANA en Valencia y en los pueblos de Letur y Mira en Castilla-La Mancha y que era aprovechado, por otra parte, para recordar riadas históricas en la provincia como la ocurrida en Valdepeñas en 1979, que dejó 22 personas fallecidas, o en la capital en 1950. Una inundación, en este último caso, que anegó la céntrica calle Alarcos como recogió el conocido fotógrafo Eduardo Matos precisamente desde el estudio que tenía en la entonces Avenida de los Mártires.