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Trashumancia en Cuenca: tradición, paisajes y pasión por el ganado bravo

La ganadería Alicia Chico cruza la provincia conquense desde Teruel a Jaén en busca de los pastos invernales

Trashumancia en Cuenca: tradición, paisajes y pasión por el ganado bravo

Trashumancia en Cuenca: tradición, paisajes y pasión por el ganado bravo

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Cuenca

El encuentro con las vacas y toros de lidia de la ganadería Alicia Chico lo hacemos en el Ventorro, un paraje en medio del Monumento Natural de Palancares y Tierra Muerta, entre las localidades conquenses de Cañada del Hoyo y La Cierva, en plena Serranía de Cuenca. Aquí abundan los pinos, las encinas y las sabinas, como la de Nicolás, en cuyo mirador paramos justo antes de emprender la bajada al valle donde han pasado la noche los animales y los pastores que les guían en esta ruta desde Teruel hasta Jaén.

Cuando llegamos al campamento, el humo de la lumbre delata al grupo de personas que se juntan hoy para comer. El equipo que lidera el mayoral Tomás González lo forman otras cuatro pastores, tres que van a caballo con él acompañando al ganado, y uno más a cargo del coche de apoyo.

A apenas unos metros del campamento, en una pradera, rodeadas por el cercado eléctrico desmontable, pastan las más de 400 vacas que están haciendo la trashumancia. “Están descansando porque esta tarde les toca ruta, unos diez kilómetros”, dice el Mayoral.

Ganado bravo de Alicia Chico en trashumancia por la provincia de Cuenca.

Ganado bravo de Alicia Chico en trashumancia por la provincia de Cuenca. / Sevi

Ganado bravo de Alicia Chico en trashumancia por la provincia de Cuenca.

Ganado bravo de Alicia Chico en trashumancia por la provincia de Cuenca. / Sevi

Ganadería Alicia Chico

“La ganadería de Alicia Chico es un encaste perfecto para el aficionado, para no aburrirnos”, dice González. “Estamos todavía perfeccionando lo que queremos. Es un trabajo laborioso y largo para seleccionar los animales”.

Esta ganadería está ubicada en la localidad turolense de Frías de Albarracín, en la finca Río Cabriel, donde nace este río que después recorrerá la provincia de Cuenca en su extremo oriental.

A estos parajes del Sistema Ibérico va llegando el frío y los ganaderos buscan los pastos más suaves del sur de la península. Su destino es la localidad de Vilches, en Jaén, entre los parques naturales Sierra de Andújar y Sierras Cazorla, Segura y Las Villas. “Vamos a la finca Pendoncillos donde pasamos todos los inviernos”.

Cinco caballos para cuatro pastores, &quot;siempre hay que llevar alguno por si acaso&quot;, nos dice.

Cinco caballos para cuatro pastores, "siempre hay que llevar alguno por si acaso", nos dice. / Guillermo Román

Cinco caballos para cuatro pastores, &quot;siempre hay que llevar alguno por si acaso&quot;, nos dice.

Cinco caballos para cuatro pastores, "siempre hay que llevar alguno por si acaso", nos dice. / Guillermo Román

La prioridad, las vacas

Cuando nos encontramos con ellos llevan ya cinco días de ruta. “Hacemos entre diez y veinte kilómetros, dependiendo de la comida, del agua y de que los animales no estén muy cansados, de que el terreno no sea muy quebrado”, explica Tomás González. “Teniendo en cuenta que muchas vacas van con sus becerros, la prioridad es cuidar a las crías, intentar que no se cansen y que coman en el camino. Normalmente lo hacen mientras caminan, pero si encontramos una pradera como esta, pues paramos unas horas para que se alimenten mejor y descansen. Así descansamos nosotros también”.

El frío, las cañadas y mil ovejas: un día con el último trashumante de Cuenca

Con las primeras luces del día se levanta el campamento y todos se ponen en marcha. “Lo primero es mirar cómo están los animales, qué están bien”, apunta el mayoral. “Después desayunamos y comenzamos ruta”. Detrás se queda la persona de apoyo para desmontar la cerca eléctrica, cargarla en el vehículo y avanzar hasta el siguiente punto de parada.

Campamento de los trashumantes a la hora de comer.

Campamento de los trashumantes a la hora de comer. / Guillermo Román

Campamento de los trashumantes a la hora de comer.

Campamento de los trashumantes a la hora de comer. / Guillermo Román

“Esta mañana hemos avanzado muy poco, hemos preferido que descansen las vacas y que coman porque venimos de tramos con mucha piedra y de dos jornadas con poca comida”, explica González. Para la tarde sí han previsto avanzar diez kilómetros hasta el descansadero de Puente Milano, un paraje en Cañada del Hoyo.

Uno de los pastores que acompaña la trashumancia es Paulino Ros, se encarga “de guiar a las vacas”, dice, “aunque suelen seguir la vereda, pero hay que tener cuidado de que no se salgan o entren en terrenos de cultivo”. El camino lo hacen a caballo, “o a pie, que hay día para todo y de todo se cansa uno”, apunta. Para él, “la trashumancia es algo que no sabría definir”, dice, “llegan las fechas y estás deseando salir. Nos gusta”.

Más de 400 vacas forman el ganado trashumante.

Más de 400 vacas forman el ganado trashumante. / Guillermo Román

Más de 400 vacas forman el ganado trashumante.

Más de 400 vacas forman el ganado trashumante. / Guillermo Román

Las cañadas

La trashumancia de las vacas de Alicia Chico discurre por la Cañada Real Conquense. Van en busca del paisaje amplio de la Mancha. “En los tramos de Cuenca nos ayuda mucho Susana Zapata para la conservación de las vías pecuarias”, dice González. “Hay tramos que nos los han limpiado porque estaban casi intransitables, lugares cerrados de monte por los que no pasaba ni un jabalí”. Esto ocurre en zonas de monte como la Serranía de Cuenca, en lugares con agricultura, a veces se encuentran con tramos sembrados, “no se respetan, pero lo que es de la cañada lo cogemos, nosotros pasamos. Si está sembrado y las vacas pueden pastar ahí, paramos y comen”.

Tomás González, mayoral de la ganadería, dirige la trashumancia.

Tomás González, mayoral de la ganadería, dirige la trashumancia. / Guillermo Román

Tomás González, mayoral de la ganadería, dirige la trashumancia.

Tomás González, mayoral de la ganadería, dirige la trashumancia. / Guillermo Román

Los últimos románticos

Esta ganadería es ya la única que hace la trashumancia a pie, “en memoria de la ganadera, por seguir esa tradición”, dice el Mayoral. “Es algo bonito, se lleva dentro, ver los animales que comen, estar con ellos, es algo indescriptible. Además, el ganado bravo se estresa mucho en camiones”.

Por delante les quedan cerca de treinta días de camino, esperan llegar después de Navidad. “En total treinta y tres días, aunque dependerá de la comida que encontremos y de lo que quieran andar las vacas. Ellas son las que mandan”. En Vilches pasarán el invierno y casi toda la primavera. “Volveremos a la Sierra de Albarracín en el mes de junio”.

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 
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