“Los espíritus me piden ayuda”: Inma Guerrero, curandera y médium conquense

Cuenca

Nacida en Salmeroncillos y residente en Cuenca, Inma Guerrero descubrió desde niña que veía el mundo de manera diferente. Con apenas siete años, bajo la guía de una curandera llamada Casiana, comenzó a identificar su capacidad para sanar con las manos y con la voz, interpretar sueños y comunicarse con los espíritus.

“Pensaba que lo que veía lo veía todo el mundo”, recuerda. Sin embargo, esa sensibilidad la convirtió en objeto de comentarios y prejuicios en su entorno rural.

“Me catalogaron como rara, no dejaban que los niños jugaran conmigo”, relata. Pese a las críticas, Inma no renunció a un don que entendió como una forma de ayudar a los demás.

El despertar de una escritora

La historia de Guerrero se ha transformado en literatura con Macu la hechicera y sus vivencias, su primer libro y el inicio de una serie. La obra nació en un momento inesperado: tras una operación de cuerdas vocales que la obligó a guardar silencio durante semanas. “Me enganché al ordenador y empecé a escribir mis vivencias. No pensé que vería la luz, pero mi sobrino me animó y me dijo: ‘Tía, esto me gusta. Adelante’”.

En el relato, la protagonista, Macu, encarna la esencia de la propia autora. Es un personaje que convive con almas, energías y seres que para la mayoría son invisibles, y que debe enfrentarse constantemente al juicio social.

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Entre lo terrenal y lo espiritual

La experiencia de Inma Guerrero va más allá de la escritura. A lo largo de su vida ha vivido situaciones que ella define como sobrenaturales: desde premoniciones de muertes hasta el contacto con espíritus que pedían transmitir mensajes a sus familiares.

Una de las vivencias más impactantes ocurrió en Huesca, cuando un espíritu le pidió revelar el paradero de unos documentos de herencia. “Me daba más miedo la reacción de la gente que el propio espíritu”, admite.

Pero no todo ha sido negativo. Para Inma Guerrero, el contacto con energías y presencias es algo natural: “Miedo en realidad no, quizás me da más miedo el ser humano que un espíritu”.

Los límites de la sanación

El don de Inma no solo está relacionado con la clarividencia, sino también con la capacidad de aliviar dolencias mediante sus manos, su voz y el conocimiento de remedios naturales. Aprendió a preparar aceites, infusiones y ungüentos, además de técnicas para tratar dolores o esguinces.

Consciente de las dudas que despierta el mundo de los curanderos, Guerrero es clara: “Un cáncer no lo puedo curar. Hay enfermedades que son para la medicina. Mi don son las manos y mi voz”. Reconoce que en este ámbito hay personas que ayudan y otras que engañan, pero defiende su práctica como una labor altruista.

Una mirada abierta al futuro

Aunque Macu la hechicera y sus vivencias es su carta de presentación literaria, Inma Guerrero no descarta dar el salto a otros formatos como charlas, talleres o encuentros espirituales. Afirma que no está sola: “Hay muchísima gente que vive lo mismo que yo, pero no sale a la luz”.

Hoy, liberada del miedo al “qué dirán”, la autora reivindica sus dones como una forma de acompañar y sanar desde lo humano y lo espiritual. Y lo hace con un mensaje que resume toda su trayectoria: “Yo sé lo que veo, yo sé lo que siento, y ahora ya me da igual lo que piensen los demás”.

Dónde encontrar el libro

Macu la hechicera y sus vivencias está disponible en librerías de Cuenca (Toro Ibérico, Libreralia) y la provincia, así como en plataformas nacionales y grandes superficies como El Corte Inglés.

Guerrero realizará además firmas de ejemplares, la más próxima el 28 de noviembre en Albacete.