"Ser alcalde de un pueblo es un marrón, nadie entiende lo que sufre uno y su familia por las críticas"
Pedro Ruiz es el primer edil en funciones de La Horra y tras un año y un mes parece tener claro que no va a repetir cargo
La Horra
"Es un marrón muy grande". Con ese 'entusiasmo' Pedro Ruiz deja claro la dificultad de ser alcalde de una localidad del medio rural. Y es que es una responsabilidad, también una oportunidad que "ilusiona" por poder mejorar tu pueblo, pero también supone muchas veces ser objeto de todo tipo críticas -no siempre constructivas- que desgastan a quien por amor al arte "y casi poniendo dinero" intenta mejorar su pueblo.
El primer edil en funciones de La Horra (Burgos) esgrime que "yo estaba ya en el Ayuntamiento antes pero como teniente de alcalde, pero no se sabe el tiempo que se pierde y lo que desgasta a uno estando como cabeza visible". "Muchas veces me quitaría de encima las críticas pero te afecta lo que te dicen; cuando es suave y te dicen por una cosa que no has hecho y puedes hacer pues bien, pero las hay más feroces. Yo nunca he querido hacer las cosas mal cuando se han hecho mal. Uno es humano, y se puede equivocar, claro", defiende Ruiz, explicando que ese 'sufrimiento' lo pasa también la familia.
No es el primer pueblo en el que ocurre esta circunstancia. En Castrillo de la Vega, también en la Ribera del Duero, ha costado encontrar alcalde tras la renuncia de su primer edil por motivos personales después de varias décadas al servicio de la localidad y la renuncia de la teniente alcalde, que sometió a votación popular recibir una retribución por su trabajo. Y este es otro de los debates que han suscitado en los últimos meses. "Los alcaldes de Aranda o Burgos se pegan para ponerse, cobran por ello. Pero aquí son incomodidades, tiempo que pierdes de lo tuyo, porque hasta a veces pones tu dinero. Y no hay nada a cambio", explica Pedro.
En La Horra, cuenta, "contamos con arquitecto, secretario y ayudante, y los compañeros con los que tomamos las decisiones en los plenos; hay decisiones pequeñas que las tomo yo, pero las grandes son siempre en común". "Y Diputación ayuda con los Planes Provinciales y los recursos propios del pueblo, nada más", añade.
¿Qué echa de menos para poder hacer más proyectos? "Las administraciones deberían estar atentas en los pueblos para la sanidad, el transporte, las comunicaciones.... Y aportar más dinero a los municipios. En los servicios que te dije pertenecemos a la zona de salud de Roa y estamos mal; falta de todo. El otro día fui a hacerme análisis a Roa y llovía a mares. Ni siquiera no hacer un poco en la entrada algo que ayude de antepecho para no calarte fuera con la lluvia... Nos metíamos todos como sardinas a hacer análisis. Eso vale dos perras, concho. Y dice el consejero de Sanidad que está bien... Pues no. Se me cayó el alma al suelo. Y en transportes funcionamos, aunque podría ir mejor", relata.
No pretende presentarse a las elecciones
En cinco meses hay comicios, pero tiene claro que no repite. "No tengo ninguna intención, ya ha pasado mi tiempo. Todo el mundo se quema. Yo llevo muchos años, los mismos que Jesús -el anterior alcalde hasta hace un año-. Y no tengo ninguna intención; la familia tampoco te apoya. Porque la gente no entiende que las críticas afectan a la familia; uno acaba quemado aunque ilusión tienes por hacer cosas por tu pueblo", sentencia.
Este, a buen seguro, es otro de los problemas que esconde el medio rural. Tardará poco en verse sus efectos. Puede que no se valore suficiente lo que supone trabajar por un pueblo, con pocos recursos, y con un único motor para hacerlo realidad: una ilusión, que cada vez está más a la baja.
La Horra, un pueblo con futuro que se resigna a desangrarse poblacionalmente
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