Señales luminosas para reducir la siniestralidad causada por animales
La BU-925 es una de las carreteras elegidas para este proyecto, que pretende llamar la atención de los conductores en las zonas y momentos de mayor riesgo
Ribera del Duero
La Junta de Castilla y León implantará un proyecto piloto encaminado a evitar accidentes con animales en varias carreteras de cuatro provincias, incluida la BU-925, la que une Aranda de Duero con La Gallega.
Se trata de una nueva señalización inteligente, que busca informar en tiempo real a los conductores sobre la probabilidad de irrupción de un animal en la calzada y que, solo si supera un cierto umbral de riesgo, se emite una señal de alerta. Estas señales, al concentrar el aviso únicamente en momentos específicos, harán más difícil la habituación por parte de los conductores, algo que sucede con otro tipo de ayudas a la conducción y que, en consecuencia, reducen su efectividad.
El diseño final de la señalización muestra tres posibles niveles de riesgo. Si está apagado, advierte de que se está entrando en un tramo de especial concentración de accidentes con fauna. Si se encuentra en amarillo, indica que se circula en un momento en el que el riesgo de irrupción de un animal en la calzada es mayor de lo habitual. Y si aparece en rojo significa que el riesgo es mucho mayor.
La Ribera del Duero es una de las zonas de riesgo de irrupción de animales en la calzada. Según el estudio realizado por la Junta y el Departamento de Biología Animal de la Universidad de Salamanca (USAL), una de las características más relevantes de la siniestralidad con fauna silvestre es que no se distribuye al azar, sino que se concentra en el espacio y el tiempo. Espacialmente, es posible identificar tramos de carretera con especial concentración de accidentes con animales, normalmente en zonas boscosas, con vegetación natural, o próximos a puntos de agua. Temporalmente, resultan más frecuentes en determinadas épocas del año, ligados a ciertos periodos del ciclo anual de las especies, principalmente la época de celo. Asimismo, varían a lo largo del día, concentrándose al atardecer y las primeras horas de la noche, con un pico secundario al amanecer. La fase lunar también influye en los patrones de siniestralidad, con un incremento durante la luna llena, seguramente debido a una mayor movilidad de los herbívoros.