Torregalindo, el pueblo que se transforma en un gran Belén Viviente cada 5 de enero

Torregalindo

Torregalindo. 4 de enero. Son las 18 horas. No queda casi tiempo para que anochezca, pero en este pueblo de la Ribera del Duero la víspera de la noche de Reyes no es un día más. Es día de ultimar preparativos, de correr, montar puestos, ultimar los trajes... Porque sus 70 vecinos se han multiplicado de repente por cuatro con quienes vuelven a sus raíces como si fuera verano. Todos trabajan hombro a hombro, pero también se abrazan, reencuentran y felicitan el Año Nuevo. Todo antes de recibir a más de 5.000 personas en su Belén Viviente, que cumple 38 ediciones, pero esta es la primera como Fiesta de Interés Turístico Regional.

En Torregalindo saben montar el Belén. Niños, padres y abuelos montan todo el 'tinglado', aunque lleva trabajándose desde hace una semana. Es la última hora y "hay muchos nervios", dice Leonor de Diego, nuestra guía, desde una iglesia que se va a convertir en horas en el Palacio de Herodes. "Todo esto surge con un Belén Viviente que se hizo en la escuela -cuando teníamos-, y Carmina Frutos que era la maestra lo montó. Aquí como los niños son de todos, se hizo en la plaza, y quisimos seguir. Años después se empezó a hacer una cabalgata, se aunó a todo el pueblo, se formó una asociación, y ha surgido la magia", relata, cifrando este 2023 en 300 las hijas del pueblo que se van a disfrazar.

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La preparación

En nuestro camino nos encontramos con el chocolatero. Pero también hay panaderos, vidrieros, tapiceros... Puestos que han ido traspasándose de generación en generación y que garantizan la supervivencia del belén. "La mayoría lo van cogiendo de sus padres y abuelos, los oficios se practican realmente, y eso también garantiza que al participar desde pequeños este Belén tenga futuro, porque además nos lo exigen al ser Fiesta de Interés. Aunque la mayoría no tiene esta como su ocupación.

Miguel coloca los soportes de las cientos de antorchas que iluminarán desde las 19 horas el pueblo. "El tercer año me metieron de San José y no estaba ni casado. No sé lo que llevo ganado en salud y vida. Este año voy a estar de picapedrero con mis nietos", dice ilusionado, mientras a su lado se produce la reunión de los antorcheros, todos ellos jóvenes que tendrán que preceder a los Reyes Magos, que llegarán en caballo. Porque sí, hay animales. Caballos, cabras, ovejas, corderos... De los últimos se encarga Tomás, azadilla en mano. "Esto es un orgullo. Damos una alegría tremenda. Y lo que importa es hacer felices a los niños. Es lo que más me ilusiona, que los niños se sorprendan y disfruten", cuenta, mientras termina de preparar su corral.

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Con altavoces repartidos por todo el pueblo -desde hace 15 años no se mueven- seguimos nuestro viaje haciendo una parada en el Oasis, donde Aurora lleva haciendo té desde los tres últimos años. Antes, relata "fui madre de dos Niños Jesús, he montado puesto de jabones, perfume, cerámica, hicimos el chocolate". Porque efectivamente, las tareas se reparten. Otros tienen el cargo fijado. Como uno de los soldados -que van muy poco abrigados- y a veces se han agarrado un constipado porque "hay años que hemos estado a -2 grados, pero nos turnamos y nos movemos, siempre metidos en el papel para defender el Castillo de Herodes".

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Últimas horas

Si le gusta este Belén y sobre todo su gente escuchando el reportaje superior, puede empadronarse en Torregalindo cada 5 de enero. El empadronador dice que "los que nunca fallan son José y María", y cuenta que "repartimos pergaminos con los datos de quienes vienen a empadronarse, su procedencia... no falta detalle". Quién sabe si podría computar para el padrón del pueblo...

Y toca despedirse. Lo hacemos con ganas de volver y desde el Ayuntamiento, el centro neurálgico donde muchas mujeres cosen y mandan. "Como debe ser", dice Leonor entre risas. "Horas antes esto es un despliegue de nervios y carreras", añade, recordando que a las 19 horas se iniciará la representación, el 'on' que permutará la localidad por Belén, y con la necesidad eso sí de aparcar en los caminos que rodean al pueblo "porque eso es lo más difícil al ser tan estrecho". Con el deseo de que sean muchas ediciones más, dejamos a Torregalindo con los últimos preparativos. Miles de personas visitarán esta localidad este 5 de enero, además de los Reyes Magos. Mientras, sus vecinos solo les pedirán un regalo: que vuelvan al año que viene. Que ellos les dejarán montados el Belén.