Jesús Tamayo: "Me enamoré de Soria y del Numancia en sólo un año"

Soria

En esta letanía de despedidas, en estas últimas semanas, de deportistas y entrenadores que han militado en conjuntos sorianos en los últimos años (Manu Salvador y Álex San Martín, en el Río Duero Soria, o Jordi Lluelles, en el Balonmano Soria), este miércoles nos ha tocado decir adiós a Jesús Tamayo. El futbolista, de 29 años (Illescas, Toledo, 17 de julio de 1994) pone fin a su periplo de cuatro años defendiendo la camiseta rojilla, cuatro temporadas en las que aparte de su fútbol, su compromiso con el club y sus valores le han granjeado el cariño de la afición numantina. Hace algunas semanas anunciaba que, fuera cual fuera el desenlace de la temporada, que era su último año en el Numancia.

Compañeros, goles, lesiones, celebraciones, Patxi Bedia, "que es el Numancia", la familia (su mamá Manuela), entrenadores, partidos, amigos, la afición... En algo más de media hora hemos repasado muchos detalles que componen estos 4 años de Tamayo como numantino. Cuatro años en los que ha dejado una huella imborrable y "lo he dado todo. Literalmente todo por el Numancia".

Llegó en la temporada 2020-2021, la primera en Segunda B tras el fatídico descenso del año 2020. Y llegó sin hacer ruido y sin tener protagonismo en las primeras jornadas de la competición, hasta que ya ha superado el ecuador de la misma empezó a tener la oportunidad para mostrar su fútbol. Con asistencias y goles, así como con un comportamiento ejemplar, se fue ganando el aprecio de la grada. Ese cariño se lo terminó de ganar cuando, no cumplido el objetivo del club de estar en Primera Federación la temporada siguiente, dejó claro que su interés era quedarse en el Numancia “porque es un equipo que me ha dado la oportunidad y quiero tratar de devolverle esa confianza y dejarlo lo más alto posible".

De tal modo, junto con Borja San Emeterio y Antonio Cotán, Jesús Tamayo continuaba en el Numancia un año más. Y esa temporada, la 21-22 se convertía en el ‘Comandante’, por su gesto de saludo en la celebración de los goles. Cinco tantos marcó en las primeras jornadas de competición, algunos de bella factura, “como un tiro”, hasta que en un entrenamiento sufrió una grave lesión de rodilla que finiquitaba su participación en esa campaña que se saldó con el ascenso a Primera Federación. “Un momento muy duro, pero me sentí muy querido. La afición me demostró su cariño con mensajes, viniendo a mi casa, ¡a mi casa!, para animarme, hubo un vídeo con mucha gente deseándome una recuperación rápida”.

Durante los siguientes meses, pese a su lesión, fue siempre uno más, animando y tratando de sumar para lograr el objetivo. Su carrera en la celebración del gol de Cervero ante el Tarazona en Los Pajaritos fue la imagen de su implicación incluso fuera del campo de juego. “Recuerdo ese momento. Ni me lo pensé y salí corriendo, adelanté a Patxi Bedia. Apenas podía doblar la rodilla, pero no pensé nada en ese momento”. El club le renovó el contrato y Tamayo volvía a formar parte de la plantilla en Primera División RFEF.

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En Primera RFEF

Tardó en poder reaparecer sobre el verde. Hasta la séptima jornada no pudo hacerlo. Pero no tuvo continuidad. De nuevo las lesiones lastraban su rendimiento. De esa campaña, que terminó con otro descenso, Jesús destaca uno de sus momentos para el recuerdo en estos cuatro años. “El gol al Murcia (jornada 27) en Los Pajaritos. La puso Valín desde la derecha y rematé de cabeza. No he marcado muchos de cabeza en mi carrera. Pero lo que la gente no sabe es que esa semana estaba ‘tocado’ del cuádriceps y me pasé el día anterior entero tratándome. Pude jugar y marqué ese gol. Y lo celebré a lo grande”. Esa imagen de Tamayo señalando el escudo queda en el recuerdo, sin duda. Por desgracia, poco más pudo aportar el ‘11’ rojillo en un final de curso de pesadilla, con un punto en 5 jornadas.

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Y llegamos a esta última temporada. Una campaña en la que, con la marcha de San Emeterio y Cotán, se convertía en el capitán de la nave dirigida por Javi Moreno. Otra vez las lesiones marcaban el inicio de curso. Afortunadamente, tuvo la fortuna de recuperarse para, en el ecuador del curso, firmar dos goles y dos asistencias en tres partidos (Talavera, Cacereño y Gimnástica). Sin embargo, no ha terminado de encontrarse bien y su presencia en el equipo fue muy intermitente. Y llegábamos al final del curso, con el Numancia peleando por el primer puesto, con batacazos como el de San Sebastián de los Reyes y Cáceres. Sobre este último, reconoce que al equipo “creo que nos entró el miedo a perder con el 1-0. No fue presión ni ansiedad. Nos pudo el miedo al fracaso y nos bloqueó”. Luego, el play-off. En Utebo volvió a mostrar el cariño y el respeto por el Numancia y su afición, cuando reprochó al ex numantino Ballarín la celebración de su gol dirigiéndose a la grada rojilla. “Me salió del alma. Es cierto que lo hice como capitán, llevaba el brazalete, pero eso no supone nada. Aunque no lo llevara, no podía consentir ese gesto”.

Son esos detalles los que hacen que la afición del Numancia haya tomado a Jesús como un referente. No tanto por su currículo en el campo (69 partidos de Liga más 5 entre Copa del Rey y Copa Federación, y 9 goles marcados en cuatro años), sino por su compromiso, honradez y su entrega por el Numancia desde el primer minuto. “Hay relaciones de muchos años hasta que hay un sentimiento de amor. Mi amor por el Numancia fue desde el primer año”.