Radio Valladolid lo contó: cuando Franco prohibió matar al Toro de la Vega

Valladolid

La sección que durante este año el historiador Enrique Berzal lleva a los micrófonos de 'Hoy por Hoy Valladolid' con motivo del 90 aniversario de la emisora vuelva a demostrar que la Historia es cíclica. Que casi todo lo pasa ya pasó. Con otras formas, otros protagonistas, otros tonos e intensidades. Hace ocho años un cambio en la normativa sobre espectáculos taurinos de Castilla y León promovida desde la Consejería de la Presidencia de la Junta provocó un considerable revuelo al incluir un apartado en el que se prohibía dar muerte a las reses en los festejos taurinos populares, como los encierros. Esto, en realidad, afectaba a uno de ellos. El que más atención, polémica y titulares venía generando: el Torno del Toro de la Vega que cada septiembre tiene lugar en la localidad vallisoletana de Tordesillas, coincidiendo con sus fiestas.

Pero resulta que no era la primera vez que se impedía la muerte del astado. Hay un precedente. Que nos lleva a la década de los 60 del siglo pasado. Al franquismo. Un régimen dictatorial que se caracterizó por la defensa de los valores presuntamente patrios más arraigados. Y uno de ellos, cómo no, eran los toros aunque algunas voces sostienen que a Franco la 'fiesta nacional' no le hacía 'tilín'. Sea como fuere, una circular emitida por el gobierno de la época prohibió la "crueldad" en los festejos. Y eso, 53 años antes de la decisión de la Junta, incluyó el rechazo a que el Toro de la Vega fuese alanceado. Detrás, como sucedió de nuevo en pleno siglo XXI, estaban los movimientos animalistas, mucho más incipientes, con presiones sobre todo llegadas desde el extranjero y que en la península contaron como principal valedor al Conde de Bailén, Carlos Arcos Cuadra, que, por cierto, era jefe de Información en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Él fundó la Asociación contra la Crueldad en los Espectáculos, entidad que redobló los esfuerzos para poner fin el festejo.

Según ha relatado Enrique Berzal fue el propio Arcos Cuadra quien dirigió una carta al gobernador civil de Valladolid en la que tachaba de "gamberrada" lo acaecido en Tordesillas. Y recordaba, incluso, que tales comportamientos habían sido incluidos "en la Ley de Vagos y Maleantes". También los defensores del Torneo se hicieron escuchar. A pesar de los requerimientos y de la circular de marras, en la Villa del Tratado hicieron oídos sordos y en septiembre de 1964 se dio muerte al astado elegido. Esto hizo que el vaso de la paciencia de la dictadura rebosara. Algo que tampoco era muy difícil de conseguir cuando se llevaba la contrario a los designios que se imponían desde el Palacio de El Pardo.

El Ministerio de la Gobernación se puso manos a la obra y decidió prohibir el festejo. Los ruegos de una comisión que se desplazó desde Tordesillas a Madrid sirvió para que se permitiera la celebración pero sin la muerte del animal. ¿Les suena? Porque eso es lo que sucedió entre 1966 y 1970, años en los que, por cierto, el eco mediático del Toro de la Vega disminuyó de manera notable. ¿Les vuelve a sonar?

En cualquier caso, aquello no duró mucho. En ese 1970 cambiaron algunas autoridades. Y la influencia de personalidades como Gregorio Marañón Moya, presidente de las salmantinas Semanas Internacionales del Toro de Lidia, y de Antolín de Santiago Juárez, subdirector general de Cultura Popular y Espectáculos lograron recuperar el Toro de la Vega en versión 'original'. Y como la Historia es cíclica, pero también abundante en paradojas, 43 años después, José Antonio de Santiago Juárez, hijo de aquel subdirector, que también fue alcalde de la capital vallisoletana -y promotor de lo que luego fue la SEMINCI-, impulsó la regulación autonómica que prohíbe dar muerte en público al Toro de la Vega. Y eso también se lo contamos en Radio Valladolid.

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