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El Bulli se transforma en museo

Se podrá visitar inicialmente tres meses al año, pero Ferran Adrià no descarta que el período se amplíe a partir del próximo año

Ferran Adrià al Bulli1846, a Roses / BAF

Roses

El Bulli ha reabierto este jueves convertido en museo, 12 años después de servir la última comida como mejor restaurante del mundo. ElBulli1846 hace honores a esta categoría y pone en marcha esta nueva etapa con una reconversión pionera en el mundo y lo hace con el objetivo de "emocionar" y, a la vez, "divulgar" el legado de un establecimiento que revolucionó la gastronomía. El espacio abrirá, de momento, tres meses al año, pero el chef y director de ElBulliFoundation, Ferran Adrià, no descarta que este periodo se amplíe a partir del próximo año. "Este año será de aprendizaje y de ir viendo", ha dicho visiblemente emocionado por "la nueva etapa" que comienza.

Unos sesenta personas han visitado las instalaciones del Bulli1846 este jueves. Son los primeros en hacerlo oficialmente, 12 años después de que el que fue el mejor restaurante del mundo bajara la persiana para reconvertirse en museo. A partir de hoy y hasta septiembre -de lunes a sábado- podrán visitarlo un máximo de 600 personas al día -en turnos con hasta 200-. Adrià dice que ésta es la idea inicial porque quiere ir "poco a poco" como lo hizo en su día el Bulli e ir "viendo". Por el momento, el ritmo de reservas es bueno y la viabilidad del proyecto, ha dicho, está completamente garantizada.

En total, hay 69 instalaciones artísticas, conceptuales y audiovisuales, 13 exteriores y 56 interiores, que se podrán seguir a través de una audioguía en cuatro idiomas -catalán, castellano, inglés y francés- y que estará incluida en el precio de la entrada.

Los tiques valdrán 27,5 euros (colectivos como los jubilados, los estudiantes, los jóvenes, las personas con discapacidad y los ciudadanos de Roses los pagarán a precio reducido de 20,5 euros). Las entradas incluirán el parking en Roses y el traslado desde el pueblo hasta la cala Montjoi, un recorrido que se realizará en autobús. Quien desee aparcar, previa reserva, deberá abonar unos 20 euros más.

Un museo "divulgativo"

Ferran Adrià ha querido dejar claro que el Bulli nunca volverá a ser un restaurante, el restaurante que lo "revolucionó" todo a finales del 90, sino que se ha reconvertido en el primer museo del mundo y con vocación de "emocionar" y "divulgar" su legado. Por eso, ha dicho, no se trata de un museo artístico, sino "divulgativo".

Visiblemente emocionado, el chef ha dicho que este jueves se cierra una etapa "personal" pero que se abre una nueva. "Me voy a coger vacaciones en los próximos tres meses para pensar qué hago en los próximos años", ha dicho, admitiendo que después de 40 años también le toca "descansar". Adrià también ha dicho que actualmente la cocina se encuentra en un muy buen nivel, pero no se ha atrevido a aventurar sobre si es posible una nueva "revolución" como la que protagonizó el restaurante de Cala Montjoi, en Roses. En este sentido, ha dicho que el museo del Bulli1846 es una oportunidad para que las nuevas generaciones puedan entender su legado y lo que se coció en sus fogones durante años.

La reforma del espacio, que se ha alargado más de una década, ha costado alrededor de 11 millones de euros. La intervención ha supuesto un incremento de un 30% en la superficie de elBulli original, hasta alcanzar los 4.000 metros cuadrados.

Itinerario con audioguía

El itinerario por elBulli1846 -cifra que hace referencia al número de recetas que se sirvieron ya la fecha de nacimiento de August Escoffier, padre de la cocina moderna- gira en torno a la innovación gastronómica. El visitante empezará por la parte exterior del recinto, donde encontrará diversas instalaciones que adentran e interpelan al público sobre cuestiones relacionadas con la cocina y su metodología. Entre otros, se exponen dibujos realizados por Ferran Adrià con pintura y palillos sobre facturas antiguas del restaurante que se preguntan sobre el origen de la cocina, distribuidas en dos épocas: el paleolítico y el neolítico.

El espacio incluye también reflexiones sobre los elementos que intervienen en el proceso de cocinar, así como estructuras para recetas o un diagrama sistémico sobre la gastronomía. También se incluye un homenaje a las generaciones "bullianas", que se representan con unas estatuas con cabezas de bulldog francés -la imagen del restaurante- y los nombres y apellidos de los profesionales que han formado parte de la historia del establecimiento. El recorrido exterior termina en la biblioteca Bullipedia, que incorpora la veintena de volúmenes de la colección publicados hasta ahora.

La visita en su interior reivindica algunos de los espacios más reconocidos popularmente. Así, el visitante pasará por la terraza, donde podrá sentarse la mesa 25, la más solicitada, en una zona que rinde homenaje a caras conocidas de elBulli como su fundadora, Marketta Schilling, que dio nombre al restaurante; y Juli Soler, Ferran Adrià y Albert Adrià.

El comedor, que se mantiene tal y como era, sitúa sobre las mesas platos con comida y vasos y copas medio llenos, como si el visitante entrara en la sala en medio de un servicio. Las paredes también se convierten en protagonistas con cifras que recogen los camareros que trabajaban o los cubiertos que existían.

En la cocina, en cambio, se muestra una treintena de los platos que configuraron el menú, imágenes de la evolución gastronómica de elBulli, la gestión de las reservas y moldes utilizados. De fondo se proyecta una filmación de cuatro horas en tiempo real dentro de la cocina durante un servicio.

El itinerario termina en un espacio polivalente llamado elBulliDNA, que muestra a través de vídeos los proyectos que desarrolla la fundación desde 2011 en una cueva que imita la roca del cap de Creus, con acabados de uno de los arquitectos de RCR.

Nóminas, cartas y fotografías

Por su parte, el recorrido también muestra elementos curiosos como las primeras nóminas de los trabajadores, cartas o fotografías históricas y decenas de portadas protagonizadas por el restaurante.

También se han reproducido algunas de las 160 libretas originales de los procesos creativos de platos y parte de las 15.000 fichas, notas y gráficos para poder consultarlas libremente durante la visita. Se exponen uniformes, distinciones, acreditaciones para congresos, testimonios de la presencia en certámenes internacionales como el Documenta XII Kassel del año 2007 o utensilios de cocina.