El trabajador de WhatsApp que puso la paella de su abuela como emoji: “En Benidorm le ponen pimiento”

Barcelona

Desde hace unos años, los emojis se han convertido en una parte cotidiana y fundamental de nuestra comunicación en las redes sociales y en Internet en general. El Consorcio Unicode, la entidad sin ánimo de lucro que se encarga de estandarizar estos iconos, indicaba que en el 2022, el 92% de la población digital utilizaba algunos de los más de 3.700 emojis registrados hasta finales del 2024. Pero… ¿Os habéis preguntado cuál es la historia que se esconde detrás de cada emoji?

Hace unos años, Apple modificó el emoji de la paella para hacerlo más fiel a la receta tradicional valenciana. Inicialmente, se trataba de un “arroz con cosas”, donde se podían ver gambas y guisantes. Ahora, en cambio, el emoji representa una paella valenciana oficial, con carne, judía tierna y garrofó. Aquí Catalunya ha podido conocer en el artífice de este cambio: un ingeniero informático de Madrid que impulsó la modificación para que el icono reflejara la receta de su abuela, originaria de Benidorm.

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Alfonso Gómez-Jordana, de treinta y tres años y graduado en Ingeniería Informática y ADE, se marchó a los Estados Unidos hace diez años. En 2017 entró a trabajar en WhatsApp, donde se le encargó la revisión, modernización y corrección de algunos emoticonos, ya que cada sistema operativo tiene sus propias versiones. Uno de los iconos que revisó fue el de la paella, que no representaba fielmente la receta original valenciana. Aunque reconoce que los guisantes le recuerdan “las paellas del cole”, Alfonso lo deja claro: “La paella valenciana es de carne, de conejo y pollo”, y no de gambas, como aparecía en el emoji original.

El cambio de diseño, asegura, fue “trabajo de una tarde”, pero con un gran significado personal. Lo hizo en honor a su abuela, natural de Benidorm, que murió poco después: "Es la paella que hacía con mi padre y mi abuelo, de toda la vida", explica. Pero la historia no termina ahí. A pesar de la gran presencia de españoles en Estados Unidos, Alfonso recuerda que allí no había ninguna paella que pudiera llamarse como es debido: “La cocinaba por supervivencia, no hay paella que sea decente”. Así empezó a hacerla él mismo, entrando incluso en competición con un amigo malagueño. Antes de incorporarse a WhatsApp, Alfonso trabajó en Google, donde aprovechó los permisos internos para hacer una pequeña broma con final inesperado: editó su propia dirección y ubicó un supuesto restaurante de paellas en Google Maps. Con las constantes visitas de amigos y compañeros de trabajo que acudían para comer o cenar, las reseñas se fueron acumulando… hasta el punto de convertirse en el puesto número 1 de paellas en San Francisco. Cuando se trasladó a Nueva York, marcó el establecimiento como “cerrado permanentemente”. Sin embargo, mientras la ubicación estaba activa, había quien los domingos por la mañana todavía llamaba a la puerta para pedir si podían degustar la famosa paella. Evidentemente, todo ello era una iniciativa privada y reservada a amigos invitados. En estos casos, simplemente les recomendaban otros lugares “donde, al menos, la paella fuera decente”.