El arzobispo de Tarragona sobre la ultraderecha: "Quiere un cristianismo a la carta"

Barcelona

A Joan Planellas no le tiembla ni el pulso ni la voz a la hora de referirse a la ultraderecha española. No le tembló cuando dijo que un xenófobo como Abascal no puede ser un buen cristiano, tampoco cuando cargó contra Vox y el PP por impedir la celebración de dos fiestas musulmanas en Jumilla, Múrcia, y todavía menos cuando reconoció sentirse molesto porque el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luís Argüello se fotografiara al lado del líder ultra. Esta mañana ha estado en el Aquí Catalunya de SER Catalunya y no ha titubeado a la hora de sentenciar que la ultraderecha busca "un cristianismo a la carta".

Preguntado por l'apropiación de la relación que hacen los partidos de la extrema derecha ha dicho que "es una trampa", que no se están apoderando ni de la fe ni de la religión cristiana: "hay alguien que quiere instrumentalizar la iglesia en un determinado sentido, que se aprovecha, es lo que he dicho antes del cristianismo a la carta, hay cosas que le va bien y hay otras que no, y es entonces cuando se enfada".

En la misma línea el arzobispo ha calificado de "barbaridad" las declaraciones de Santiago Abascal sobre la ONG Open Arms de la que dijo que se debería "confiscar y hundir su barco de negreros". Planellas, que también es presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, todavía se sorprende por el estupor que causan sus declaraciones: "Son obviedades que se convierten en noticia" y una vez más ha recordado que lo único que hizo con Abascal fue refrescarle la memoria sobre lo que dice el antiguo y nuevo testamento sobre la migración, "solo recordé el Evangelio", asegura. Planellas no solo ha hablado de la extrema derecha española, también del trumpismo, del que ha alertado de sus consecuencias: "Donald Trump va a la caza de brujas de los migrantes".

El arzobispo coincidió el martes con el presidente Salvador Illa en el acto de constitución del Consorcio por el Patrimonio de Tarragona, un ente formado por Estado, Generalitat y Ayuntamiento que ha de garantizar la conservación y la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad. Durante el encuentro, hablaron del clima político y Planellas aprovechó para recordarle que "la política tiene que trabajar para bajar el tono negativo, como si siempre el otro, fuera el enemigo a abatir, cuando el contrario también tiene razón en muchas cosas".

Sobre la relación que entre Iglésia y política ha dicho que "como institución, la iglésia, debe estar al margen" aunque esto no quita que "deba denunciar, hablar y debatir los problemas sociales". Su postura choca, una vez más, con la del presidente dela CEE que a principios de junio pidió elecciones anticipadas: "Deberiáis preguntarle a él por qué lo dijo... no era la visión general de todo el episcopado porque ese tema no lo habíamos hablado". En este sentido también reconoce que no debe meterse en el debate de la amnistía: "si la amnistía es un camino, lo tiene que decir la política, no los obispos aunque tenemos que trabajar para limar las asperezas, los conflictos y las tremendas heridas" que todavía existen a día de hoy", ha explicado.