Magüi Mira: “Las mujeres seguimos desenfocadas en esa foto del sexo, de la cama”
La actriz reflexiona en una entrevista en SER Madrid Sur sobre el personaje de Molly Bloom que interpreta en la obra del mismo nombre que llega al sur de Madrid
Charlamos con Magüi Mira que vuelve a ponerse en la piel de 'Molly Bloom' en Pinto
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Pinto
“Más que enamorada del personaje estoy enamorada de lo que sucede entre la actriz que interpreta al personaje, que soy yo, y el público que está en la sala, eso es lo que me enamora”, dice Magüi Mira al hablar de la obra ‘Molly Bloom’ y del personaje que interpreta de forma magistral, en una adaptación del monólogo de Molly en el último capítulo de ‘Ulises’, de James Joyce, y que este sábado llega a Pinto.
La obra literaria celebra este año el centenario de su publicación y es la segunda vez que Mira la interpreta, con algo más de cuatro décadas de diferencia - la primera vez fue en 1980 bajo la dirección de José Sanchís Sinisterra –, aunque que reconoce en todo este tiempo, ella ha cambiado poco. “El conocimiento y la conciencia van de la mano y entonces era una mujer joven. No tenía conciencia de la mitad de las cosas que iba diciendo el personaje, ahora tengo un poquito más”, asegura, con un sentido del humor que nunca la abandona.
El texto fue un escándalo y lo sigue siendo
Su personaje, en una adaptación magistral y respetuosa, reflexiona a través de un monologo interior, verbalizado en alto, sobre el disfrute del sexo, el ansia de encontrar su lugar al igual que los hombres o sobre una vida profesional truncada por el matrimonio, además de otros muchos temas sobre la esencia de la mujer y que en su día fueron un escándalo. “La conciencia de ser mujer que Joyce tenía, de lo femenino, él la trasladó a su obra, y eso ha variado muy poquito. Por ejemplo, las mujeres, ¿por qué seguimos fingiendo orgasmos? Eso lo pone en boca de Molly”. Buena pregunta con muchas respuestas, entre otras, dice, “por no perder al hombre, porque todavía existen la idea de que la mujer tiene que tener siempre a un hombre”.
En el escenario surge la “magia, la complicidad con el público” porque hacemos un “viaje arriesgado juntos. El texto fue “un escándalo cuando se escribió”, recuerda, y ahora sigue siéndolo en cierta forma, dice riendo, “porque hay cosas que nos conmueven igual” y están todavía sin resolver, como que “las mujeres seguimos desenfocadas en esa foto del sexo de la cama”, asegura la actriz.
Lo que sale por la boca de Molly son “pensamientos privados, íntimos, que nos atacan, que no escogemos y tienen que ver con el subconsciente, nuestra caja negra como seres humanos, y que jamás contaremos, pero que pensamos y no podemos evitar”. La obra, llena de pasión y de verdad, con una puesta en escena tan sencilla y austera como efectiva, una cama y en torno a ella Molly
