Conozcamos la historia de El Boalo, Cerceda y Mataelpino

El Boalo, Cerceda y Mataelpino

Como cada alunes, es momento de ponerse calzado cómodo y andar hasta una localidad que, al igual que otras, como Valdeolmos-Alalpardo, se compone de tres pueblos que fueron unificados en un único núcleo poblacional, en el siglo XIX, con la división territorial en provincias.

Aunque cercanos, el origen del nombre de estos tres pueblos responde a raíces diferentes. El Boalo encuentra su origen topónimo en la palabra “boalaje”, que, según la RAE, significa “dehesa boyal”; por su parte, el de Cerceda, según se piensa, viene del latín “quercetum”, que podría traducirse como “encinar”; y, en cuanto al origen del nombre de Mataelpino, deriva de “mata de pinos”, expresión con la que los primeros habitantes de la localidad se referían al pequeño pinar que había junto a sus viviendas.

En lo que respecta a los primeros restos de presencia humana en los tres lugares, se localizan junto al Arroyo Samburiel, en un enterramiento o túmulo funerario que data de la época del Calcolítico (3000 años a.C.). También se han encontrado restos de enterramientos visigodos en El Boalo que datan del Siglo VII. Y, en Cerceda y Mataelpino, las primeras referencias escritas datan de a principios del siglo XIII, mientras que las del núcleo de El Boalo datan del siglo XV.

El origen histórico de las tres entidades de población, en cambio, hay que volver a situarlo en la Reconquista, en el contexto del proceso de repoblación llevado a cabo por la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, por pastores segovianos, que buscaban pastos y mejor clima para su ganado.

En la Alta Edad Media, la zona de influencia del curso alto del río Manzanares, conocida como Real de Manzanares, fue objeto de continuas disputas por parte de las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia y Madrid, que intentaban hacerse con el control de sus abundantes bosques y pastos. Esos litigios fueron resueltos en el siglo XIV por el rey Juan I de Castilla, quien cedió el territorio a modo de mayorazgo feudal, en 1383, a Pedro González de Mendoza. Desde entonces, El Boalo, Cerceda y Mataelpino quedarían vinculados a la Casa de Mendoza y al Ducado del Infantado, junto con otros pueblos guadarrameños.

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Unos siglos más tarde, en el año 1747, Cerceda recibió el título de villa y, en 1751, El Boalo y Mataelpino fueron definidos como barrios de una única villa y concejo. Asimismo, las principales fuentes de subsistencia eran la agricultura y la ganadería, lo que se reflejaba en la carencia de comercio y una escasa actividad industrial, que se basaba en la extracción de piedra para la construcción, la cual era enviada dos veces al año a la Villa y Corte de Madrid.

Finalmente, estas tres entidades de población quedaron integradas en la provincia de Madrid en el año 1833, en el marco de la división de España en provincias.

En cuanto a los aspectos más curiosos que se pueden encontrar aquí, todavía existe una casa de peón caminero en la carretera de Cerceda a Manzanares. Se trata de una construcción de piedra típica de la zona hecha con bloques de granito y con sillares de refuerzo en las esquinas. Además, la tradición sitúa en el valle que el río forma cerca de El Boalo la acción de una de las célebres serranillas del Marqués de Santillana.

Tampoco se puede ignorar el hecho de que, en 2019, en El Boalo se descubrió una iglesia del siglo VII.

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