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Pablo Juliá: "Vivimos tiempos de una intolerancia y un frentismo que me preocupan"

El fotoperiodista de El País, ya jubilado, acaba de publicar un libro, "Fotografía y palabra", editado por Sílex, con algunos de sus trabajos convertidos en memoria de una España en blanco y negro que intentaba pasar al color

Pablo Juliá: "Vivimos tiempos de una intolerancia y un frentismo que me preocupan"

Madrid

Pablo Juliá (Cádiz, 1949) se empezó a interesar por la fotografía cuando, estudiando en un colegio de los jesuitas, descubrió la revista Life, las publicaciones sobre el asesinato de Kennedy, o la imagen de Marilyn Monroe, con la falda en vuelo, por el aire que salía desde las rejillas del Metro en 'La tentación vive arriba'. Estudiando en ese colegio le regalaron su primera cámara fotográfica, y descubrió el surrealismo, sin saber lo que era el surrealismo, inmortalizando los objetos que arrojaba el mar a la orilla de la playa después de una tormenta.

Durante su etapa en la Universidad, de la que llegó a ser expulsado en aquellos últimos años del franquismo por su actividad política, empezó a militar en el PSOE, donde entabló amistad con muchos de los dirigentes socialistas que después llevarían el partido al Gobierno de España en 1982, como Felipe González o Alfonso Guerra, entre muchos otros.

Memoria de la Transición

En la antología que supone este libro, Fotografía y palabra, editado por Sílex, vemos imágenes de un jovencísimo Felipe González, como abogado en los años setenta o también en casa de sus padres, y oliendo a vaca, como recuerda Juliá en los comentarios que acompañan a las imágenes, y que suponen la actualización de esas fotografías, pasadas por el tamiz del punto de vista de hoy en día.

Ahí están también Alfonso Guerra, Carmen Romero, Manuel Chaves, Manuel Fraga sosteniendo una cartulina en la que se lee "Vota PSOE", o Javier Arenas, a quien Pablo Juliá sigue considerando un "verdadero artista del transformismo".

La foto de la tortilla

Aparece en el libro la famosa foto de la tortilla, tomada en los pinares de Isla Mayor (Sevilla), en 1974. Esa imagen, que dio fama a Pablo Juliá, muestra a Felipe González, Guerra, Manuel Chaves, Carmen Romero, o el propio Juliá, entre otros, pasando un día de campo. Pablo dice que odia esa imagen, porque da la sensación de que no ha hecho otra cosa. Pero la realidad es que se ha convertido en un icono de la transición, a pesar de que el nombre con el que se la conoce, "de la tortilla", es erróneo, porque ese día no comieron tortilla.

También hay fotos del Congreso Socialista de 1979, en el que el PSOE aceptó las tesis socialdemócratas, con un Tierno Galván derrotado y muchas lágrimas, y muchas imágenes de lo que era el mundo rural en aquellos años, así como de los artistas que tanto significaron (y siguen significando) para la cultura de nuestro país, como Camarón, Verónica Forqué, María Jiménez, Martirio o Kiko Veneno, entre otros.

Tiempos de intolerancia

A Pablo Juliá le preocupan estos tiempos, que define como "intolerantes". Está encantado con que la izquierda haya parado los pies a la ultraderecha en las elecciones del pasado 23 de julio, pero echa en falta una cierta centralidad. Recuerda que Manuel Fraga fue capaz de reunirse con Santiago Carrillo, y lamenta que ahora no exista ese espíritu. "Me preocupan estos tiempos que estamos viviendo, en los que estamos huyendo del encuentro y el diálogo. Me preocupan porque son unos tiempos de frentismo, no me parece bueno que se produzcan, porque es medio país contra medio país".

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de...