Cibeles es madrileña o griega y Neptuno ¿es del Atlético?: la mitología de Madrid en sus calles

Conocer el significado de las esculturas urbanas que están presentes en edificios, parques, fuentes y monumentos es el objetivo del libro que con un punto de sarcasmo y buen humor ha escrito Carlos Osorio (Madrid, 1958). Además, según él cuenta en páginas interiores, detrás de cada escultura hay un artista, y una razón por la cual fueron creadas. Sin embargo, también se lamenta porque en Madrid 'no es fácil ser una estatua': Si usted tiene vocación de estatua madrileña, piénselo bien antes de se esculpido. Una vez convertido en estatua va a ser usted trasladado una y otra vez de calle en calle y de plaza en plaza y es posible que pase buena parte de su vida en los almacenes municipales. Los vándalos, que en Madrid son legión se van a encargar de arrancarle la nariz, los dedos de la mano, la espada, si la lleva, y cualquier objeto o adorno que sobresalga del bulto redondo.

A lo largo de veinticuatro capítulos, con sus subsecuentes subcapítulos, el autor no explica qué es la mitología, y cómo nuestros antepasados griegos y romanos se servían de ésta para explicar los fenómenos naturales y al fin y al cabo la vida. "Una mito es una narración tradicional que trata de acontecimientos prodigiosos protagonizados por dioses, héroes o monstruos" (…). Por ejemplo ¿Qué pasa con la diosa Cibeles en Madrid? ¿Cuál es su procedencia? Se sabe que los griegos adaptaron a su cultura mitos de otra civilizaciones más antiguas (Mesopotamia, Persia ...) Es el caso de Rea (Cibeles), que es la actualización de la diosa de la Madre Tierra venerada en Anatolia durante el Neolítico. Por cierto, que Osorio nos recuerda en otro de los capítulos la razón por la cual Atlético y Real Madrid celebran sus victorias en la Plaza de Cibeles y en la de Neptuno. Cuenta que la primera vez fue en 1962. Los hinchas del Atlético de Madrid, después de haber ganado a la Fiorentina, fueron hasta la Plaza de Cibeles para celebrarlo. Más tarde, en 1986, se trataba de la selección. Había ganado los octavos de final. Otra vez los aficionados se dieron cita en Cibeles. Ese mismo año y con la Quinta del Buitre, el Real Madrid ganó la liga. Durante año ambos equipos compartieron lugar de celebración. En 1991, el Atlético decidió cambiar de escenario y los hinchas comenzaron a reunirse alrededor de la fuente de Neptuno.

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Y como última curiosidad, que reseñamos aquí, aunque hay muchísimas más en el libro, '¡donde va a parar!', la aclaración que nuestro autor le otorga al Arco de Moncloa: Lo que iba a ser un monumento al la victoria de las tropas de Franco en la Guerra Civil acabó convirtiéndose en un arco de triunfo dedicado fundamentalmente a la Ciudad Universitaria. Tres humanistas ligados a la Complutense fueron los artífices de esta acertada transformación: Modesto López Otero, el rector, Pedro Laín Entralgo, y el ministro de Educación, Joaquín Ruiz Jiménez. Los tres persuadieron a Franco de la inconveniencia de hacer un monumento de tipo fascista (...) en los años cincuenta (...) el arco está coronado por una cuádriga (...) que conduce la diosa Atenea, del inteligencia. Con el cambio de piloto, se logró la transformación del arco en un monumento a la Ciudad Universitaria.