"Siempre tenemos la idea de generalizar Akhenatón como el faraón monoteísta, pero de monoteísta no tenía nada": Nacho Ares presenta "La Sombra de Atón"
"La Sombra de Atón" es una historia que intenta verter un poco de luz en una de las épocas más gloriosas de la historia de Egipto, el reinado de Ramsés II, en donde empieza a perseguirse la figura del faraón hereje, Akhenatón, uno de los reyes más insólitos de la Antigüedad.
La Sombra de Atón
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Madrid
¿Quién no ha oído en alguna ocasión eso de que el monoteísmo, la creencia en un solo dios, nace en el antiguo Egipto? Si vamos aún poco más allá, algunos incluso sabrán que ese monoteísmo ha sido identificado con el faraón "hereje" Akhenatón. La verdad es que la historia promete y suena bien, especialmente para los que hemos crecido en un ambiente de tradición judeocristiana. Pero la historia es más severa y nada es cierto. Ni Akhenatón fue un hereje, ni fue monoteísta ni es la inspiración de Moisés como también han llegado a decir algunos estudiosos.
Un príncipe mago
Lo que nadie puede negar es que en el reinado de Ramsés II, ca XIII a. C., se tenía cierta o bastante animadversión contra Akhenatón, quien había gobernado casi 60 años antes. Se le llamaba el 'Gran Perverso' por ni siquiera usar su nombre para no darle coba.
En La sombra de Atón (HarperCollins 2024) cuento toda esta historia en boca de Khamwaset, uno de los príncipes más destacados del reinado de Ramsés II. Fue Gran Sacerdote del dios Ptah, hombre sabio, mago, gobernador de facto de Menfis y sobre todo, restaurador de la memoria de sus ancestros. Sí, Khamwaset fue el primer egipcio preocupado por su patrimonio y a él le debemos la restauración de pirámides, templos y tumbas que ya en su época tenían casi 1.500 años como las pirámides de la meseta de Gizeh. Khamwaset, todo un personaje que hay que conocer.