Los 20.000 esclavos de Carlos III que pasaron desapercibidos
Del rey Carlos III, además de ser el mejor alcalde de Madrid, pocos madrileños saben que contaba con un contingente enorme de esclavos, especialmente en América. Se calcula que unos 20.000. Y a algunos de ellos los protegió y educó con esmero, haciendo de ellos personas de corte que hoy pasan desapercibidas pero que su huella en la historia de España es muy grande
Los 20.000 esclavos de Carlos III que pasaron desapercibidos
Madrid
Quizá algún ignorante de lo que es la Historia decida hacer una recogida de firmas para retirar la estatua de Carlos III de la Puerta del Sol, por negrero. Sí, negrero. El monarca español contaba con casi 20.000 esclavos en América y algunos de ellos acabaron en España. No comprender esto nos ciega a los valores de la época, que no son como los de hoy. Pero si es que nos ponemos así, la historia nunca empezaría y deberíamos retirar de los homenajes hasta el mismísimo san Pedro que atacó con una espada a un legionario romano cortándole la nariz… menudo criminal. Pues no.
Pintor y arquitecto
Carlos III siendo monarca de Nápoles creó la conocida como Casa de los Negros, una institución vinculada a la Real Cámara de Su Majestad, en la Corte de Nápoles en donde acogió a cuatro personas africanas que al ser bautizadas adquirieron los nombres de Francisco Carlos de Borbón, Genaro Carlos de Borbón y, los dos que aquí más nos interesan: José Carlos de Borbón y Antonio Carlos de Borbón.
Una vez en España, estos hombres, negros para más señas y que debían de llamar la atención en la corte de entonces, obvio, trabajaron muy de cerca en la construcción del Madrid de entonces. José Carlos de Borbón era pintor de cámara y hoy muchos de sus cuadros están en la colección permanente del Museo del Prado. Aunque era un pintor reconocido, hay que reconocer que su origen esclavo no le abrió las puertas en la vida que podríamos esperar.
Algo parecido le sucedió a Antonio Carlos de Borbón, arquitecto de obras reales, la sombra y el peor de los temores de Sabatini. De su trabajo nace la Real Fábrica de Porcelanas del Retiro, hoy desaparecida por culpa de la Guerra de la Independencia.
El final de José Carlos no es mejor que el de sus compañeros y acaba pobre de solemnidad por culpa de una sociedad en la que desgraciadamente ser negro no implicaba nada bueno.