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La pareja de madrileños que murió en el Titanic

La noche del 14 al 15 de abril de 1912 el Titanic, el enorme buque de pasajeros de la White Star Line, chocaba contra in iceberg en Terra Nova y provocaba el hundimiento del trasatlántico. De los casi 2200 pasajeros que iban en él, 1600 murieron y solamente se salvaron poco más de 500. Entre los fallecidos había un matrimonio de Madrid, gente de pudientes que iba en primera clase

Madrileños en el Titanic

Madrileños en el Titanic

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Madrid

El precio del billete de primera clase era una verdadera locura. Solamente lo podían pagar personas que estuvieran en un nivel económico realmente millonario. Su valor era similar a casi 60.000 euros de hoy. Casi nada.

Pero Víctor Peñasco y Castellana de 24 años, tenía eso y mucho más. Pudo pagar el suyo, el de su esposa María Josefa Pérez de Soto de 22 y el de Fermina Oliva, una mujer del servicio, ya anciana, que se instaló en otro de los camarotes de primera. Los tres se sumaron al Titanic en el puerto francés de Cherburgo.

Víctor y Pepita, como se conocía a la joven esposa, pertenecía a una familia rica e influyente. Además de ser propietario de una gran fortuna, Víctor era sobrino de José Canalejas, presidente del gobierno.

Un héroe de Madrid

Desconocemos cuáles fueron los entresijos del momento de la colisión con el iceberg, pero ya en la noche del 15 de abril, Víctor aposentó a su esposa y a Fermina en uno de los pocos botes salvavidas que había en el Titanic. Él debemos pensar que debió pensar que se buscaría la vida o quizá pensaba erróneamente, que habría botes para todos. Pero no fue así. Su esposa y la mujer del servicio fueron rescatadas, pero Víctor murió ahogado.

Lo más dramático de todo es que sus familias desconocían que estaban a bordo del Titanic. Eulogio, el chófer de la joven pareja, se quedó en París con una docena de postales francesas, ya escritas, que mandó al número 9 de la calle Fernando el Santo, en Madrid, a la casa señorial mansión en la que residían junto a la familia Peñasco.

Como vemos la realidad siempre supera a la ficción de cualquier película.

 
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