Así son las quemaduras que sufren los heridos en los incendios forestales

Getafe

La Unidad de grandes quemados del Hospital Universitario de Getafe acoge desde hace unas semanas a uno de los heridos tras los incendios de León, un hombre de 78 años que ha sido ya extubado, respira por sí solo, y que evoluciona favorablemente a la espera de una cirugía.

En Hoy por Hoy Madrid Sur hemos querido conocer cómo funciona esta unidad, referente a nivel nacional, y hemos entrevistado a Puri Holguín, una de las responsables y jefa de Servicio de Cirugía Plástica.

Los heridos en incendios como lo que se están dando en España en estos días suelen tener un problema más grave e inmediato que es la intoxicación por inhalación de humo pero, posteriormente, las quemaduras son un aspecto que puede presentar muchas complicaciones.

Aquí factores como la edad, la salud general del paciente, el lugar del cuerpo afectado y, sobre todo, la extensión de la superficie dañada determinarán la recuperación del herido.

Cuando esta supera el 20% (en el caso de adultos, pero es menor para ancianos o niños) se considera que el paciente es un ‘gran quemado’ con lo que está presente el riesgo de un “desequilibrio general en todo el organismo” que requiere de un “tratamiento urgente y especializado”.

“El problema ya no es la quemadura en sí, sino lo que provoca en el resto del cuerpo”, apunta Holguín, que cita el shock hipovolémico (por pérdida de fluidos) como uno de los problemas más comunes para lo que se tienen que poner en marcha un “programa de resucitación” o de “fluidoterapia”,

En el caso del paciente trasladado desde León sufrió “afectación renal” e “hipoxemia” (falta de oxígeno en sangre) que provocó su intubación.

Nada de agua fría

Las particularidades de las heridas producidas por fuegos como los de los incendios forestales comienzan con la primera atención, que no tiene nada que ver con cualquier quemadura doméstica que podemos sufrir.

“Lo primero hay que apagar al paciente o alejarle de la fuente de calor”, apunta Holguín, que añade que ante “quemaduras de tanta extensión no se recomienda echarle agua fría o solo para apagar el fuego, porque puede producir una hipotermia”.

“Te quemas muy deprisa”, asegura.

En el caso del anciano ingresado desde León, la superficie quemada no llegaba al 20%, pero uno de los fallecidos en esos fuegos sufrió quemaduras en el 85%. “La supervivencia en esos porcentajes está ya muy comprometida”, opina.

Tras la estabilización hospitalaria llega el proceso quirúrgico. La profundidad y extensión de las quemaduras graves hacen que la piel sea muchas veces irrecuperable (“es tejido muerto”), con lo cual hay que trasplantar piel de otras partes del cuerpo del paciente.

“Quitas una lámina de menor espesor, esa herida se va a regenerar, y luego ponemos el injerto, mayándole, en la zona donde no existe esa piel, ganando más superficie. Sobre eso ponemos la piel del banco de tejidos, para proteger y dejar que prenda el injerto”, describe.

Estos pacientes sufren secuelas físicas pero también psíquicas, especialmente si la zona afectada es la cara. “Es difícil de aceptar y de llevar y por eso ofrecemos apoyo psicológico”, apunta la doctora.