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La plaza del profesor Santiago Grisolía

En 1990 el Ayuntamiento de Valencia decidió dedicarle una plaza de la ciudad al bioquímico valenciano Santiago Grisolía que acababa de ser condecorado con el premio Príncipe de Asturias por su labor científica.

Luis Fernández nos lleva a la Plaza del Profesor Grisolía

Valencia

A final de la década de los 80 y principios de los 90, la ciudad de Valencia todavía arrastraba las secuelas de las erráticas políticas urbanísticas del franquismo: carencia de infraestructuras, barrios aislados sin luz ni agua, decenas de peligrosísimos pasos a nivel, solares aquí y allá, y kilómetros de vías de ferrocarril que constreñían la ciudad. El Paseo de Valencia al Mar, entonces ya Blasco Ibáñez, se encontraba casi urbanizado en su totalidad, pero la avenida acababa muriendo en un gran solar junto a las vías del ferrocarril a Tarragona, que todavía no habían sido soterradas y seguían dividiendo el frente marítimo del resto de la ciudad.

Aquel punto de la urbe, entre el barrio de Beteró y el camino de Algirós, era entonces una zona eminentemente industrial con algunas promociones de viviendas diseminadas entre huertas. Con algunas de las fábricas de conservas, jabón o papel todavía en pie, se inició el proceso de urbanización del tramo final del camino de Algirós, entre la Isla Perdida y el Cabañal, en el trozo que fue bautizado como calle Pedro de Valencia. Allí, justo antes de llegar al matadero se empezó a levantar una gran manzana de viviendas sobre el solar de la vieja fábrica de jabones de Albacar. El interior de dicha manzana se reservó para la construcción de un colegio público, y a la plaza resultante se le dio en 1991 el nombre de plaza del profesor Santiago Grisolía.

El motivo de la rotulación fue un reconocimiento a la trayectoria de este bioquímico valenciano, que unos meses antes había sido condecorado con el premio Príncipe de Asturias a su obra científica que se inscribe en la época de oro de la Enzimología y el descubrimiento de los ciclos metabólicos. Grisolía nació en Valencia en 1923, y estudió medicina en las facultades de Valencia y Madrid, ampliando sus estudios en Nueva York bajo la tutoría de Severo Ochoa, del que fue uno de sus discípulos más brillantes. Casi toda su vida laboral se desarrolló en Estados Unidos, donde fue profesor de bioquímica y biología de las universidades de Kansas, Chicago y Winsconsin. Fue nombrado Doctor Honoris Causa de numerosas universidades, miembro de las más prestigiosas sociedades científicas y Presidente del Comité de Coordinación de la UNESCO para el Genoma Humano, entre otras muchas más condecoraciones y cargos científicos. En su tierra natal fue el creador de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, fundador de los premios Rey Jaime I y President del Consell Valencià de Cultura, del que estuvo al frente hasta el mismo día de su muerte, el pasado mes de agosto a los 99 años de edad. Colegios, instituciones y vías de todo el país llevan hoy su nombre, entre ellas la plaza del profesor Santiago Grisolía en el barrio de Beteró de Valencia.