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La prisión provincial de mujeres de València

En 'La València Olvidada', Pepa Pascual nos cuenta la historia de la que fue cárcel desde 1922 hasta 1991

En La València Olvidada Pepa Pascual nos cuenta la historia de la prisión provincial de mujeres de València

València

Nos ubicamos en el Paseo de la Petxina, donde está el colegio público 9 d’Octubre, los mismos muros donde estaba la antigua "prisión provincial de mujeres de València”, un complejo arquitectónico formado por tres edificios, proyectado por el arquitecto Vicente Agustí Elguero y construido entre los años 1922 y 1925.

Para su construcción se eligió una zona relativamente cercana al núcleo urbano, cerca de la cárcel modelo para hombres, en unos terrenos llamados Huerto de San Pablo, situados junto a la antigua casa-jardín de los condes de Parcent y el Huerto de Julià, con su alquería, la única conservada en la actualidad.

El huerto de San Pablo era un espacio ajardinado, con una casa, propiedad de los jesuitas. Pero tras la expulsión de estos por la Pragmática de Carlos III del año 1767, sus bienes se expropiaron y en 1809 se agregaron definitivamente a los llamados bienes nacionales.

En el año 1885, siguiendo instrucciones del Ministerio de Gobernación, se estableció en el Huerto de San Pablo un hospital para atender a la población en caso de epidemia de cólera. Años después, en 1896, Eduardo Boscá instaló en este antiguo hospital la colección paleontológica y de fósiles donados a la ciudad por Rodrigo Botet, permaneciendo en él hasta su traslado al Almudín en el año 1908.

Una cárcel desde 1922

Sobre este antiguo huerto y hospital de coléricos, se diseñó la cárcel de mujeres de València, cuyas obras comenzaron en el año 1922. En origen estaba formada por tres pabellones y contaba con un doble muro carcelario perimetral con dos garitas de vigilancia.

El primer pabellón se dedicó a recepción, oficinas de administración, vestuarios y baños, una sala de examen médico y un hospital.

El segundo servía de la conexión entre los otros dos, y aquí se situaban las celdas donde se alojaban provisionalmente a las detenidas, las salas de visita, el comedor y las cocinas.

El tercer edificio tenía dos bloques con planta baja y primer piso. El primer cuerpo correspondía al edificio de las celdas y tenía una galería central abierta para el control de las mismas. En el segundo cuerpo se encontraban los talleres y la capilla. También había un patio descubierto del que actualmente apenas se conservan restos.

En funcionamiento hasta 1991

Esta cárcel estuvo en funcionamiento hasta el año 1991, año en que las reclusas fueron trasladadas a la nueva cárcel de Picassent.

La última intervención sobre el edificio se realizó para su reconversión en colegio público. Para ello se rehabilitaron el edificio principal con fachada al Paseo de la Pechina y los otros dos edificios se convirtieron en aularios. La pista polideportiva con sótano se levanta en el solar donde estuvo el anterior colegio público 9 d’Octubre, que fue derribado

Durante la represión franquista estuvo ocupado por muchas mujeres encarceladas por defender sus ideas. Entre abril y noviembre de 1939 ingresaron en esta prisión 1.486 mujeres. La situación de hacinamiento condujo a que las presas durmiesen en los pasillos, en la capilla, incluso en el hueco debajo de las escaleras. Celdas en principio concebidas para cinco personas eran ocupadas por 42. En estas condiciones, la tuberculosis, la sarna y las plagas de chinches se extendían por toda la prisión.

Ante el cúmulo de mujeres detenidas, el Convento de Santa Clara de València fue habilitado como filial de la cárcel femenina el 29 de junio de 1939 y estuvo en funcionamiento hasta el 26 de abril de 1942. Las condenadas a muerte, denominadas en el argot penitenciario 'chapadas', eran trasladas desde Santa Clara a esta Prisión Provincial de Mujeres para ser ingresadas e incomunicadas del resto de la población reclusa. Su destino final, el cementerio de Paterna.

Los abusos físicos y verbales contra las presas estaban a la orden del día en estas prisiones y la violencia sexual fue una de las prácticas represivas más utilizadas a lo largo de la dictadura franquista. También se dio la desaparición forzosa de muchos niños y niñas, hijos e hijas de republicanas encarceladas, que pasaron a la tutela del Estado, a escuelas religiosas y establecimientos públicos, y que posteriormente fueron “dados” en adopción a familias franquistas.

Hoy en la Valencia Olvidada me gustaría recordar a todas esas mujeres presas, que lucharon por las libertades, frente a la represión política, social y cultural impuesta por el régimen franquista y decirles a nuestros oyentes que cuando pasen por este colegio se paren a leer la placa que hay en su fachada y que dice: ”No olvidemos a las republicanas represaliadas, a las luchadoras contra la dictadura ni a todas las mujeres presas por leyes discriminatorias”.

TEXTO: PEPA PASCUAL