"Tradiciones pascueras que conviene no perder"

València

Es domingo de Pascua, fecha de tradiciones que me encantan. Sin ir más lejos, ayer fui a Alzira a recoger longanizas de pascua. Tengo unos primos que son carniceros, que son hijos y nietos de carniceros, y las longanizas que hacen son deliciosas. De pequeño me encantaba acercarme a la carnicería de mi abuelo Miquel y ver cómo las hacia, triturando magro, añadiendo la “cansalà” y las especias. Aún recuerdo el aroma de las especias.

El único problema es que lo ideal es comerse esas longanizas un poco secas, pero cuando las traigo a casa desaparecen en nada. Y no hay que olvidar el huevo de pascua, el huevo duro. Me gusta ver que los jóvenes no han perdido la costumbre de quedar en el campo o la montaña a comer la mona y romper el huevo en la cabeza de alguien, especialmente de la chica o el chico que te gusta. Hay tradiciones que no deben perderse.

Pero si hay algo que también me gusta mucho recuperar en Pascua son los “pepitos”, esos bocadillos de pan tierno rebozados con aceite rellenos de tomate, atún, pimiento rojo, olivas y los secretos mejor guardados de nuestras abuelas o nuestras madres. Yo no sé hacerlos, son todo un arte, y también los preparan familiares míos. Soy capaz de comerme dos o tres de una sentada.

Y si lo aderezas con una buena paella en el campo o la playa son unas pascuas casi perfectas, porque además vamos a tener buen tiempo. Creo que este paréntesis nos va a venir bien a todos porque en breve vamos a iniciar una campaña electoral muy intensa, con muchas cosas en juego en la Comunidad Valenciana y en nuestras ciudades.

Y creo que nuestros políticos y políticas también deberían aprovechar para comerse una buena longaniza de pascua o romper el huevo en la cabeza de la personas querida; incluso romper ese huevo en la cabeza de sus rivales políticos en un gesto de concordia, que buena falta nos hace. E irse juntos algunos al campo a comerse la mona. Es curioso como las tradiciones valencianas animan a disfrutar de la gastronomía, y de la vida, juntos y no separados. Pero por desgracia en breve vamos a ver que en lugar de romper el huevo se los tiran a la cabeza.