La calle de Bailén, un mito de la nación española

València

El derribo de las murallas de Valencia en 1865 propició la expansión de la ciudad más allá de la vieja ronda. En las zonas sur y oeste, conocida comúnmente como Extramuros, el levantamiento de nuevos barrios se llevó a cabo sin seguir ningún plan de ensanche, como sí se hizo en la parte oriental. Aquí, la delineación de las nuevas vías se realizó de forma local, en pequeñas unidades urbanas y siguiendo la trama existente, que estaba condicionada por la propia ronda y por los antiguos caminos que irradiaban de ella, como los de San Vicente, del Cementerio, de Torrent o de Quart. De igual manera, la rotulación de las nuevas calles extramuros se realizó en paralelo a los expedientes de urbanización, de forma individual y, como era habitual, arbitraria.

Uno de los barrios que empezó a florecer en la zona extramuros durante esta época fue el conocido como barrio de San Vicente de la Roqueta, delimitado por las vías del ferrocarril, la calle de San Vicente y el camino de San Valero -actual calle de Vives Liern- y dominado toponímicamente por la ermita de San Vicente Mártir que da nombre a toda la partida. En este caso fueron los propios vecinos y propietarios de la zona los que reclamaron a la Comisión de Estadística que se diese nombre propio a las calles que iban a formar el nuevo barrio, y de esta manera, según expediente del 8 de julio de 1878 el Ayuntamiento aprobó la relación de nombres aportada por la comisión de estadística, que incluía los nombres de las calles Pelayo, Estrella, Convento Jerusalén o Bailén entre otras. Esta última, la calle rotulada con el nombre de Bailén es la que se abrió junto a la entonces estación de mercancías del ferrocarril, cuando la estación de pasajeros todavía se encontraba en la actual plaza del Ayuntamiento. La calle de Bailén conectaba la antigua ronda -calle Xàtiva- con el conocido como camino de San Valero, una vetusta vía que conectaba la calle de San Vicente de fuera con el barrio de Russafa, una zona que años más tarde sería absorbida por la Gran Vía.

El nombre de Bailén hace evidente referencia a la batalla homónima que tuvo lugar en julio de 1808 en la ciudad jienense de Bailén en el contexto de la Guerra de la Independencia Española. La batalla de Bailén supuso la primera derrota en campo abierto del ejército napoleónico y su resultado fue decisivo para la victoria final de España y las potencias aliadas frente al Imperio Francés. La gesta, liderada por el general Castaños, fue utilizada con fines propagandísticos por los políticos de la época y fue considerada como hito fundacional del nuevo estado liberal español. Por eso su nombre fue rotulado durante el siglo XIX en centenares de calles y plazas de todos los pueblos de España, en muchos de ellos en lugares preeminentes, como en Madrid o Barcelona. Esta denominación, igual que las de las calles de Lepanto, Pelayo o Recaredo, por ejemplo, fue impuesta por la Comisión de Estadística del Ayuntamiento de Valencia en sintonía con la coyuntura política del momento, tras la restauración borbónica, obsesionada con rescatar para el imaginario colectivo los nombres de héroes y batallas mitificadas por el nacionalismo español en pleno proceso de la construcción de la identidad nacional.