La calle del impresor Fernández de Córdoba

València

A principios de la década de los 50 del siglo pasado se empezó a construir al final de la calle Artes Gráficas, entroncando con la futura avenida de Suecia, un grupo de vivienda social, proyectado por Javier Goerlich, que tomó el nombre de Grupo Artes Gráficas. -No confundir con la cooperativa de viviendas “Las Artes Gráficas” construida en los años 30 al inicio de la misma calle y desaparecida en los años 70-. La promoción que nos atañe constaba de 280 viviendas y fue impulsada por el Ayuntamiento de Valencia con el objeto de proporcionar alojamiento a empleados y funcionarios municipales fundamentalmente. Siguiendo la ordenación de lo que debería haber sido la ciudad Jardín, se diseñaron manzanas estrechas y rectangulares dispuestas de dos en dos en paralelo al paseo de Valencia al mar, para acoger en ellas viviendas unifamiliares -los populares “chaletitos”- que tan solo se llevaron a cabo en las dos promociones de la Asociación de la Prensa. Una de estas manzanas es la que fue aprovechada para levantar el grupo Artes Gráficas, mientras que su gemela fue durante más de 20 años un solar, hasta que se construyó la actual Facultad de Filología. Separando ambas parcelas se abría una calle que estuvo también varios años sin ser rotulada hasta que en 1961, la sección de Estadística del Ayuntamiento, siguiendo la temática de las Artes Gráficas que dominaba el entorno, decidió darle el nombre de calle del Impresor Fernández de Córdoba.

Sobre la vida de Alfonso Fernández de Córdoba existen muchas incógnitas, pero lo que es seguro es que fue un impresor castellano y judío converso que vivió durante el siglo XV y que desarrolló gran parte de su trabajo en la Valencia del siglo de oro, donde fue, junto a Lamberto Palmart, el introductor de la imprenta en nuestra ciudad en 1474, la primera que funcionó en España, tal y como recuerda una lápida conmemorativa situada en la calle Portal de Valldigna, donde establecieron su taller. Allí se imprimió por ejemplo la primera biblia traducida a una lengua romance, el valenciano, escrita por Bonifacio Ferrer, así como los primeros incunables valencianos. También se introdujeron innovaciones como los tipos góticos y las signaturas tipográficas, aunque seguramente fue Palmart el que enseñó el oficio a Fernández de Córdoba. Fue, en cualquier caso, uno de los protagonistas ineludibles del nacimiento de las artes gráficas en Valencia, y es por eso que se le dedicó esta calle, en el mismo barrio conocido como Artes Gráficas, y se rotuló su nombre sobre una lápida con un bonito bajorrelieve del oficio de impresor.