Carlos Cardelle: "El Aconcagua es una montaña que no debería ser menospreciada"
Con esta cumbre sigue avanzando en la consecución del 'Seven Summits'
Carlos Cardelle, un forajido en el Aconcagua
Alicante
Nos vamos al Aconcagua de la mano de Carlos Cardelle, uno de nuestros forajidos favoritos. Con sus 6.961 metros se yergue como una orgullosa pirámide en la Cordillera Principal, en los Andes. Es la montaña más elevada de los hemisferios meridional y occidental, el pico más alto después de las montañas del Himalaya y por tanto, el techo de América. Y por cierto, como curiosidad, algunos científicos sostienen que todavía no ha terminado de crecer. Al parecer, los frecuentes terremotos que afectan a la zona, en especial a Chile, están provocando que siga elevándose en busca de los 7.000 metros de altura.
Y para completar la descripción, hay que asegurar que entre los elementos que condicionan las ascensiones de los alpinistas se encuentra una enorme variabilidad térmica ya que las temperaturas en una jornada pueden oscilar entre los 35 grados y los 25 grados bajo cero; y también, son furiosos los vientos que azotan esta montaña, que llegan cargados de humedad desde el Pacífico y que pueden alcanzar los 120 o 150 kilómetros por hora.
Por ello, Cardelle afirma que es una montaña que no debe ser menospreciada por los escaladores.
Una vez hechas las presentaciones, hay que decir que ambos se conocieron hace tan solo unas semanas. Por recomendaciones de algunos expertos, para evitar esos vientos, Cardelle partió de Alicante, para escalar la montaña, a mediados del pasado mes de enero. Se acercó al Aconcagua por la zona sur y la rodeo hasta emprender la ascensión, después de un buen periodo de aclimatación, algo especialmente necesario en esta ocasión, ya que realizó la ascensión en solitario.
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Como nos ha contado se planteó el reto con un par de objetivos. Por una parte, disfrutar cada minuto de la expedición. Algo que consiguió plenamente. De hecho, uno de los momentos más emotivos, como nos ha contado, lo tuvo en 'El Nido de Cóndores', allí presenció uno de los atardeceres más subyugantes de su vida. No pudo reprimir la emoción, como tampoco lo hizo cuando llegó a la cima.
El otro reto que se había planteado, era subir a la cima en solitario. Aunque, en principio, iba a escalar la montaña con Eloy, un compañero, que finalmente no pudo acudir. De esta forma, la ascensión le ha servido como preparación para su siguiente cita: en 2025 tiene previsto subir al Everest con la única compañía de un sherpa. Tanto el techo del mundo como el Aconcagua forman parte del reto llamado 'Seven Summits' y que consiste en subir a las siete -u ocho- montañas más altas de cada continente.
El techo de América del Sur ya lo tiene, al Denali, en Alaska, subió junto a su amigo Alfonso Blas; y el Kilimanjaro lo hizo en compañía de su familia. Ahora, además del Everest, subirá al Mont Blanc y al Elbrús, en el Cáucaso ruso. El objetivo lo completará con el Monte Vinson, en la Antártida y con el Puncak Jaya, en Indonesia.