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Palacio del intendente Pineda

'La València Olvidada' se traslada hasta uno de los palacios más desconocidos de la ciudad de València

La València Olvidada: Palacio de Pineda

València

Hoy visitamos uno de los palacios más desconocidos de la ciudad. El del Intendente Pineda. El vetusto edificio, de estilo neoclásico, ocupa el n.º 4 de la plaza del Carme. Fue construido entre los años 1728 y 1731 por Francisco Salvador Pineda, por entonces Intendente General de los Reinos de Valencia y Murcia y Justicia Mayor de la ciudad, tras comprar varias casas, que se derribaron, recayentes a la plaza del Carmen y las antiguas calles de Cullereta y Boninfant, a espaldas de la casa del notario Jerónimo Gascó. Pronto el nuevo edificio fue conocido como Casa Pineda. En los tiempos de ser edificado este palacio se citaba situado en el poblado de la parroquia de Santa Cruz y plaza llamada del convento de Nuestra Señora del Carmen.

Sepamos algo más de este Intendente...

Tras varios destinos, Pineda fue nombrado Corregidor de la ciudad por Felipe V en octubre de 1727, hecho que motivó la construcción de su casa-palacio. Pronto tendría que abandonar su morada, ya que en 1737 el monarca, de nuevo, lo trasladó a Galicia para que se ocupara de la Intendencia de ese reino. Se casó con Francisca de Paula Negrete, fundando el mayorazgo de su apellido sobre la dote de su única hija Ana María, nacida el 11 de agosto de 1730 que, a su vez, contrajo matrimonio con el noble Joaquín Ignacio de Montoliu, Señor de Bonrepós y Mirambell. El último de los Montoliu, a principios del siglo XX, desempeñó el modesto empleo de revisor en los tranvías urbanos de la capital.

Volvamos al edificio

Con los años, fue abandonado por sus antiguos propietarios y fue sede del colegio de los Hermanos Maristas. Posteriormente, en 1918, lo ocupó la Sociedad Angélica del Sagrado Corazón de Jesús que lo utilizó como residencia asistencial para señoras mayores, para lo cual acondicionó sus habitaciones, entre las que vivía Genoveva Torres, fundadora de esta institución religiosa a la que, precisamente, la ciudad le dedicó una calle. También en este centro se acogían a mujeres que por estudios o trabajo se desplazaban hasta València y no tenían dónde alojarse.

Tras su portalón de entrada se podía ver el gran patio descubierto que, en su parte central, albergaba grandes macetas con cuidadas plantas; al fondo se divisaba el jardín. Al no reunir condiciones como centro residencial se tuvo que abandonar.

El que les escribe, aún recuerda los cantos gregorianos de las monjitas en la parte recayente a la calle de Pineda. En este lado existía una pequeña puerta donde se repartía la leche en polvo, arroz, alubias y garbanzos como ayuda a los vecinos del barrio muy afectados en los años de posguerra.

El edificio pasó unos años en la incuria y con futuro incierto, hasta que lo adquirió la Generalitat Valenciana, que lo restauró en 1991 para dedicarlo a la sede de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP), institución que permanece. Se planteó como objetivo la eliminación de todas las marcas dejadas por anteriores usos, contrarias al sentido arquitectónico del edificio, retornándolo, en lo técnicamente posible, a sus características originales. Decir que el edificio es de ladrillo de caravista, de planta rectangular y recae a las actuales calles de la Murtereta, Pineda y Fenollosa. En su parte posterior, que da a esta última calle, se instaló un jardín guarecido por un alto muro que, por cierto, da cierto carácter defensivo. Por último, decir que en la parte alta de la entrada se aprecia el escudo nobiliario como vestigio de tan influente propietario.

Si pasamos por la plaza del Carme propongo vale la pena detenerse junto a los actuales humildes jardincillos. Anteriormente se hallaba una manzana de casas que recaía a la plaza. Estas casas fueron derribadas y allí se instaló uno de los refugios durante la contienda civil de 1936. Ahora solamente queda el recuerdo, y la estatua del pintor Joan de Joanes preside estos jardines. Frente a ella propongo que, en su visita, se admire este palacio que es una buena muestra de la edificación civil y señorial del siglo XVIII.

Texto: Rafa Solaz.

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión,...